«Designated Survivor»: Un cordero al mando de una jauría de lobos

¿Qué pasaría si un hombre totalmente decente sin aspiraciones políticas se viera obligado a ocupar la posición de más poder del mundo? Y sí……Levantaríamos las cejas y diríamos que los guionistas se fueron de mambo con la fantasía… El pacto ficcional que el espectador tiene que asumir de entrada es más jugado que en cualquier invención futurista: es más fácil creer en ovnis, zombies, Hulk o incluso en que existen familias como la Ingalls. Pero vale la pena suspender la incredulidad. Una vez que asumimos la disparatada posibilidad de que este buen señor llegue a la presidencia, la narración no nos defraudará.

Una bomba vuela el Capitolio, borrando en un segundo al anterior presidente, su Gabinete, al Congreso y la Corte Suprema. Es así como un simple Secretario de Vivienda, muy pero muy abajo en la lista de suplentes, pasa sin escalas a ser el Presidente de los Estados Unidos… Llega a la cima sin tener que arrastrarse, corromperse ni renunciar a ninguno de sus ideales. ¿Podrá lidiar con los manejos, transas y golpes bajos de los oportunistas que ven una clara invitación en este nuevo orden?

Se necesita mano firme acá…Y no nos engañemos: Kiefer Sutherland no hace de Jack Bauer esta vez. Tom Kirkman no tiene armas, no está entrenado, tiene cero malicia y nunca sale con un cuchillo entre los dientes… ¡Sus arranques de ira más intensos no suben más que un par de decibeles y son inmediatamente seguidos por su pedido de disculpas! Nuestro héroe sale a la arena como un cordero al mando de una jauría de lobos.

Los atentados continúan y todo parece indicar que la bomba en el Capitolio solo fue el principio de una gran conspiración para apoderarse del gobierno. La agente del FBI Hannah Wells sigue las pistas del atentado, que al principio parecen apuntar a los islamistas… Nada es lo que parece y se asoma el nombre de Pax Americana, que de paz sugiere solo el nombre.

Después de algunos tropiezos, el presidente Kirkman comienza a construir cierto capital político. Su mayor fortaleza reside en su integridad moral y su capacidad de ganarse  la lealtad de gente honesta y dedicada como retribución a su propio sacrificio y entrega. Se alinean a su alrededor un talentoso redactor de discursos, Seth Wright; Aaron Shore, como jefe de gabinete; y su asistente de toda la vida, Emily Rhodes. El corazón del escéptico pueblo americano comienza a ablandarse ante el estoicismo de Kirkman.

Las comparaciones son inevitables. Esta serie política no llega a tener el impacto dramático ni la calidad narrativa o fotográfica de «House of Cards». Sin embargo, con un guión respetable, una espiral de suspenso que nunca decae y convincentes actuaciones, es una propuesta atrapante.

Además «Designated Survivor» nos trae cierto respiro filosófico. Nunca vamos a tener que apagar la pantalla, asqueados de la hipocresía, la decadencia moral y la feroz corrupción que «House of Cards» nos obliga a enfrentar sin tregua. Tampoco estamos siempre tan arriba como para que no nos demuela un personaje como Frank Underwood, con sus monólogos Dostoievskianos, sus increpaciones a Dios y su bajeza inconmensurable.

Para esos días en que necesitamos ser más ingenuos y creer en Dios, la Patria y en la teoría del hombre bueno de Rousseau, podemos alentar a nuestro héroe de valores firmes y sereno coraje. Y con un balde de pochoclos, quizás hasta podamos fantasear secretamente con que Jack Bauer se dé una vueltita por algún episodio y reparta un par de piñas.

 

Valeria Dhers

Un comentario sobre “«Designated Survivor»: Un cordero al mando de una jauría de lobos

  • el 23 mayo, 2017 a las 11:17 pm
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    Me regusta la serie y estoy super enganchado. En cada episodio todos pensamos de hasta cuándo va a aguantar este honesto presidente. Excelente protagónico de Sutherland. Muy buena nota!!!!

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