El fenómeno “Fleabag”
En pocos días, “Fleabag” se convirtió en la serie del momento. Fue la gran sorpresa de la última emisión de los premios Emmy y se llevó cuatro estatuillas, ganándole a tanques como como “Game of Thrones” y “Chernobyl”. Sin embargo, teniendo en cuenta que no es una producción del todo popular, surge una pregunta inevitable: ¿qué es lo que tiene esta serie británica que causa tanto revuelo?
Hay varias cuestiones que hacen de “Fleabag” una de las series más destacadas de este año: por un lado, es honesta e irreverente —adjetivo que fue usado hasta el cansancio para describirla— mientras que también funciona para plantear una manera más cercana a la realidad de cómo es ser mujer hoy, lejos de la idea de sumisión y complacencia.
Escrita y protagonizada por Phoebe Waller-Bridge, esta serie nos introduce en la mente de una mujer de treinta años que no se cansa de tomar decisiones equivocadas y autodestructivas, que conducen su vida al desastre. Perdió a su mamá, su mejor amiga se suicidó, su novio la dejó cuando la encontró masturbándose con un video de Obama, tiene una familia bastante disfuncional y la solución que encuentra a todos estos problemas es usar el humor y el sexo como mecanismos de defensa.
La insolencia y el humor ácido acompañan y le otorgan un sello de originalidad a las dos temporadas de “Fleabag”, ambas con una calidad impecable y una realización excelente a nivel guion, dirección y actuación. Todo el elenco hace un trabajo extraordinario, pero la interpretación de Waller-Bridge es simplemente magnética y despliega todo su talento como actriz cómica. Además, hay recursos como la ruptura de la cuarta pared que pueden ser un arma de doble filo, pero en esta serie funciona a la perfección, creando un clima de complicidad entre el personaje principal —cuyo nombre no conocemos en ningún capítulo— y el espectador.
Si hay algo que se le puede destacar a “Fleabag” es el maravilloso trabajo de construcción de los personajes. Cada uno tiene su arco y son complejos, humanos, fallados y queribles —algunos también odiables— al mismo tiempo. Además, hay un aspecto del personaje de Waller-Bridge que hace que sea fácil empatizar e identificarse con ella: está completamente rota. Por momentos da pena y por otros hace reír, básicamente porque no le encuentra la vuelta a la vida y a todos nos pasa lo mismo. Es, entre tantas otras cosas, esa cuestión de referencialidad lo que vuelve a la serie exitosa: “Fleabag” somos todas, en algún punto.
Por otro lado, la serie, la protagonista e incluso la creadora se definen como feministas, y esto se nota en la realización y la manera en la que eligen explorar ciertos temas, como es el caso de la sexualidad femenina. Lejos de plantearla como subordinada o incluso complementaria a la del varón, “Fleabag” la vuelve una cuestión central. Sin demasiadas dilaciones, descubrimos desde el principio del primer capítulo que nos van a hablar de cómo la protagonista vive su sexualidad sin pelos en la lengua. Y esto se replica en todas las mujeres de la serie, ya sea en su madrastra que hace una exposición de arte cuyo objetivo es resaltar la importancia que tuvo el sexo en su vida como su hermana que es mucho más tímida y conservadora.
La importancia de los lazos entre mujeres también tiene un papel preponderante a lo largo de las dos temporadas. La protagonista está bastante sola, nada más tiene a los espectadores como compañía y tiene que rearmar muchos de sus vínculos femeninos. Por ejemplo, necesita remendar la relación conflictiva y distante que tiene con su hermana, transitar el duelo por el suicidio de su mejor amiga y superar la culpa, afrontar la muerte de su madre y enfrentarse a las tensiones latentes con su madrastra. Si bien también hay un importante abordaje de los lazos masculinos y románticos, durante las dos temporadas se profundiza más en las relaciones entre las mujeres de la serie.
Más allá de ser una serie maravillosa, graciosa y profunda al mismo tiempo, el fenómeno “Fleabag” llegó para anunciar una nueva manera de contar historias con mujeres jóvenes como protagonistas, desde una nueva perspectiva, haciendo hincapié en cuestiones que durante mucho tiempo estuvieron reservadas solo para escenas de una charla de amigos hombres entre cervezas. Y como dijo Waller-Bridge: «Es maravilloso y alivia saber que una mujer sucia, pervertida, enojada y desastrosa puede llegar a los Emmy”.
Tráiler:
Micaela Gallo