El lado más oscuro de la ficción en Netflix: «Dexter», «The Following», «Criminal Minds», «The Killing»

Es inquietante la poderosa llegada al público de estas historias sombrías. En este género, la maldad se nos revela en su estado más puro: no tiene otro fin que proclamar su existencia y teñir de rojo al mundo. El asesinato no es un medio para conseguir objetivos económicos o de poder, ni el resultado de una emoción violenta. Se mata, tortura y mutila por placer, narcisismo y locura.

Ninguna de estas ficciones nos trae una explicación cerrada del origen de tanta crueldad. Ni siquiera podemos explicarnos qué sombría atracción nos hace descender a nosotros, “la gente normal”, a estas profundidades.

¿Qué nos hace querer escarbar dentro de la mente de semejantes monstruos inhumanos? Es innegable que existe la curiosidad morbosa, enfermiza, esa que nos hace clavar la mirada en la escena de un accidente o un crimen. Por otra parte, lo inmoral y lo transgresor ofrecen una salida fácil de las frustraciones de esta sociedad conformista. Quizás el más perturbador de los porqués sea el más simple: el mal es seductor y ejerce gran fascinación sobre algunas personas. Si no fuera así, no habría seguidores de asesinos o nazis, no se armarían bandas detrás de los bullies en los colegios, ni surgirían “admiradoras” que escriben, visitan en prisión o incluso se casan con asesinos convictos.

Como escribiera Joseph Conrad, refiriéndose a la existencia del infierno y el diablo: “La creencia en algún tipo de maldad sobrenatural no es necesaria. Los hombres por sí solos ya son capaces de cualquier maldad”.

DEXTER

Dexter es un forense especializado en análisis de salpicaduras de sangre en el Departamento de Policía de Miami. Pero también es un psicópata que busca a otros criminales para saciar su sed de sangre. Su padre adoptivo, Harry Morgan, al darse cuenta de que el instinto asesino de Dexter era inevitable había establecido  un “código” para llevar a cabo sus crímenes: su hijo solamente perseguiría criminales que hubieran logrado eludir la Justicia. De todos los psicópatas de las series aquí mencionadas, Dexter es el que más evoluciona, y en determinados momentos parece capaz de sentir emociones, quizás debido a que desarrolla lazos familiares más fuertes que nuestro psicópata promedio.

THE FOLLOWING

Cuando la serie empieza, un asesino escapa de la pena de muerte con la ayuda de una red de seguidores que ha conseguido armar desde la cárcel, y el FBI  pide ayuda al ex-agente Ryan Hardy (Kevin Bacon), que lo había capturado previamente.

El asesino prófugo es un exprofesor universitario de literatura que enseñaba las palabras de Poe y mataba como tributo a sus obras. Sumamente inteligente y manipulador, desarrolla un poderoso culto de asesinos seriales (The Followers) y una obsesión devastadora con Ryan Hardy. Mientras sus propios demonios y errores lo hunden en el alcohol, Ryan se acerca peligrosamente al delincuente que persigue y pone en peligro a las personas que más ama.

THE KILLING

La detective Sarah Linden sigue el rastro de asesinos de jóvenes adolescentes en Seattle y cada pista la sumerge en un laberinto del que se le hace difícil salir. “Si haces bien este trabajo, se come tu vida” le advierte un colega, preocupado con la obsesión de Sarah por resolver los asesinatos. Pero Sarah se aferra a su persecución, como si fuera más fácil resolver los desastres de otros que ocuparse de sus fracasos personales. En su cruzada por los muertos, Sarah descuida a sus vivos y su existencia se convierte en un páramo emocional en el que cada vínculo se ha marchitado y muerto.

CRIMINAL MINDS

Esta serie sigue el trabajo de los miembros del equipo de Unidad de Análisis de Conducta del FBI, que se dedica a hacer análisis psicológicos y criminológicos para facilitar la captura de los criminales. «Criminal Minds» no sigue una sola línea de narración; casi todos los episodios presentan nuevos asesinos y casos, y va revelando un poco más sobre las historias personales y las relaciones entre los miembros del equipo. Una marca registrada de esta serie es que desarrolla citas de filósofos y escritores relacionadas a este costado oscuro de la humanidad.

¿Qué nos dejan estas ficciones?

Más que dejarnos nos quitan. Nos roban el sueño y -a veces- la esperanza. No son historias de redención sino una promesa de más túnel al final del túnel. Los personajes que nos presentan estas series tienen poca capacidad de procesar emociones, cero empatía, sed de sangre y mentes frías -generalmente brillantes-. Su denominador común pareciera ser una infancia traumática y circunstancias culturales que los desconectan moralmente y los lanzan en búsqueda de “trascendencia” mediante el asesinato. Pero no tienen vuelta atrás: jamás se arrepienten. El único cierre posible es su propia muerte.

En estas siniestras ficciones las princesas han sido asesinadas, por cada monstruo atrapado aparecen veinte más y nuestros héroes son desastres emocionales que pagan el precio más alto y comienzan a guardar esqueletos en sus propios armarios. Estos fragmentos de la eterna batalla entre el bien y el mal nos dejan una inmensa alerta roja para la humanidad: la maldad no se redime y casi siempre contagia. Como asegura una cita de Stephen King en un episodio de «Criminal Minds»: «Los monstruos son reales, y los fantasmas también. Viven dentro de nosotros. Y a veces, ganan».

 

Valeria Dhers

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