Entrevista a Manuel Ferrari, director de «De la noche a la mañana»

Ignacio Roma (Esteban Menis) es un arquitecto que da clases en la Universidad y es invitado por dos estudiantes chilenas a dar una charla en Valparaíso. El protagonista aprovecha la situación para conseguir algún trabajo en el lugar, pero antes de partir se entera que su pareja está embarazada. Esto modificará sus planes, además de enfrentarse a ciertas dificultades que se presentan desde su llegada a Chile.

Así comienza «De la noche a la mañana», la nueva película de Manuel Ferrari, con quien pudimos conversar para que nos cuente sobre el rodaje del film, la confección del protagonista y el trabajo con el actor principal.

– El protagonista de la historia es un personaje muy particular viviendo una etapa especial de su vida, ¿cómo llegaste a construirlo?

– Fue una construcción colectiva con mi amigo co-guionista de la película Rodrigo Muñoz a la cual luego se sumó el también amigo y coguionista Gabriel Medina y también Nicolás Grosso, el productor. Además de los aportes de todas las personas que fueron leyendo el guión en sucesivas versiones.

En general, yo tenía más en claro qué cosas no quería que fuera el personaje (costumbrista o seguro de sí mismo) y sobre esa base se fue construyendo. También estaba claro que yo buscaba que fuera una comedia y también hubiera cierto drama en el contexto de un tipo de estructura que los yankees le llaman «coming of age» que es algo así como un «reconocimiento de la edad que uno tiene», je.

– ¿Por qué elegiste a Esteban Menis como protagonista y cómo fue trabajar con él?

– Lo elegí porque quería apostar por alguien que no hubiese tenido experiencia en el cine como protagonista, sabía de su trayectoria en el mundo del humor con mucha gente muy fanática de él, sabía además que había estudiado cine, dirigido una película y que escribía sus propias cosas o sea que confiaba en que podíamos hacer una buena película juntos porque teníamos una formación en común. La experiencia fue muy buena porque él aportó mucho al personaje y supo adecuarse a un tipo de actuación muy diferente que la que él hace en «Eléctrica» por ejemplo. Y además la película trabaja bastante fuerte con planos secuencia con varias marcaciones muy precisas que él cumplió y sabiendo de esa dificultad creo que su actuación es fresca.

– ¿Cómo fue el rodaje de la película teniendo en cuenta que sucede en dos países diferentes?

– El rodaje fue muy intenso (como todo rodaje creo que lo es) pero agregándole que estábamos casi íntegramente filmando en Chile. Fueron 4 semanas allá y 1 en Argentina. El equipo, salvo las cabezas de equipo (DF, Sonido y yo), eran todos chilenos  lo cual ayudó mucho para poder escuchar al equipo para no hacer una película con una mirada totalmente turística. Yo quería incorporar lo más posible el lado «real» de donde estaba filmando.

Por otro lado, el rodaje fue súper agitado porque eran muchas locaciones y el guión era largo o sea que el hecho de estar de viaje ayudó a poder concentrarme casi exclusivamente en la película durante un mes y unas semanas de previa.

– ¿Crees que muchas personas se sentirán identificadas con el personaje? Si es así, ¿en qué sentido?

– Bueno, sólo hubo tres proyecciones en Mar del Plata y tuve comentarios de gente que más que con el personaje se siente identificado con ciertos momentos donde se encuentra el personaje y tuve la alegría de escuchar gente riéndose fuerte en varios momentos de la película de la sala. También un espectador preocupado porque él se había sentido angustiado por momentos mientras la gente se reía, eso es genial para mí. Lo que buscaba es que el personaje genere risas y situaciones un tanto incómodas. De cualquier manera, mi objetivo no era pensar en un personaje concreto o real que pueda sentirse identificado de manera realista sino más bien en poder generar un «estado de ánimo» que pueda producir un reconocimiento de algún espectador (miedo, angustia, ansiedad, etc).

– ¿Cómo lograste el hecho de que el espectador pueda enfocarse en el personaje y no tanto en el espacio por donde circula? 

– Bueno, esta fue una decisión que durante el rodaje se fue manifestando cada vez más sistemáticamente. Se usó un lente que es el 40mm Cooke prácticamente toda la película. Sumando al uso de este lente que no es un angular pero tampoco un «normal» -que sería el 50mm- el plan fue poder concentrarse en el personaje y encuadrarlo a él en planos medio o directamente primeros planos en lo momentos de mayor afección. El encuadre es la clave en esta decisión, es decir que lo que le gane a la composición sean los movimientos del personaje menos que encuadrar un lugar o un edificio que pueda ser lindo o pintoresco (que era un riesgo grande con Valparaíso por sus panorámicas constantes). Y bueno, trabajar casi exclusivamente con plano único, descartando el corte como posibilidad de «salvar» ciertos errores.

Camila Mollica

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