ENTREVISTAS

Entrevista a Ramiro García Bogliano, director de «Expansivas»

Este año se estrenó en el BAFICI «Expansivas», un thriller de venganza atrapante, que no solo busca entretener sino también realizar una crítica sobre la violencia de género, la trata de personas y la corrupción policial. Ahora llegó a la plataforma Cine.Ar para que todavía más personas puedan verla.

«Expansivas» se centra en dos hermanas que se reencuentran varios años después del asesinato de su madre, hecho que les permitirá dar con el arma homicida y con los indicaciones que las llevará hasta el perpetrador. Es así como deberán tomar una difícil decisión para seguir adelante.

En el marco del estreno, en Cinéfilo Serial hablamos con Ramiro García Bogliano, el director de este film, para que nos cuente los pormenores de la historia, el trabajo con las actrices y sus próximos proyectos.

– Existen muchas películas de venganza estadounidenses, pero la mayoría están protagonizadas por hombres. ¿Cómo se te ocurrió cambiar el foco y centrarlo en dos mujeres diferentes pero que comparten un mismo trauma? ¿Cómo surgió la idea del film?

– Soy muy aficionado al policial y al thriller, en el cine y la literatura. En un momento cayó en mis manos un casette de la banda sonora de «Vivir y morir en Los Ángeles». La energía de la música me retrotrajo al momento de mi preadolescencia en la que vi la película de Friedkin y recordé el impacto que me provocó. Me obsesioné con la idea de hacer algo con ese tono brutal, con ese pulso. Pero simplemente sentía que no quería hacer un policial con tipos duros sino con mujeres comunes, una aventura un tanto bestial pero con una base de verosímil. Algo que, dadas las circunstancias, podría pasarle a cualquiera. Al tiempo se incorporó Milagros Figueroa Garro como guionista y con ella decidimos reforzar los puntos de contacto con la realidad argentina, como los casos de Marita Verón o el Caso Candela, pero por encima de todo delinear claramente cómo eran nuestras protagonistas; Ana, Flavia y su tía Irene. Por extraño que parezca, «Expansivas» es una película de género pero también es una película muy personal; por lo que pasan las protagonistas tiene mucho que ver con la historia familiar de Milagros y con la mía.

Desde un punto de vista puramente de cine, sentía que era una película que no se había hecho: si te fijas, la mayor parte de las películas de EE.UU. con mujeres que toman las armas son o comedias, donde se refuerza el absurdo o son pura fantasía de modelos que lucen sexy con una ametralladora a lo Robert Rodríguez. En este momento, plantear una historia como ésta en un ambiente considerablemente realista, era importante. La motivación que teníamos con Milagros o con Jimena y Flor de Crudo Films es que una película como «Expansivas» no se había hecho en Argentina.

– ¿Cómo lograste equilibrar de una buena manera el entretenimiento y las escenas de acción con el tratamiento de temáticas más profundas como las relaciones familiares, la violencia de género, la corrupción policial y la trata de personas?

– Ese equilibrio lo buscamos obsesivamente durante el guión y posteriormente durante el montaje. Nuestra máxima era que no debíamos acelerar de más porque sí; no todo debía suceder rápido como marcan ciertas tendencias. Y siempre tuvimos claro que había que dejar respirar a las protagonistas, si no la película no iba a funcionar.

Me encantan algunas películas de acción contemporáneas tipo «John Wick» o «The Raid, Redemption» en las que se trabaja el ballet de violencia, los cuerpos están al servicio de esos números musicales. Pero en ningún momento quisimos hacer ese tipo de película. Por eso fijamos la atención en ciertas estructuras más basadas en los personajes y en cierta acumulación de la tensión que conduce a algunos momentos explosivos: seguíamos ese policial conciso y de línea cara, sin triples saltos mortales pero bien certeros, tipo Aristarain, Eastwood o Kitano.

En cuanto a todos los temas que mencionas y que están presentes en la película, pensábamos que son el caldo en el que se «cuecen» los personajes y en nuestro país tenemos mucho caldo para cocer en un policial duro. En esa búsqueda de equilibrio queríamos que la película fuese clara pero no obvia y por suerte contamos con el aporte de nuestras protagonistas para encontrar las medidas adecuadas entre el género puro y nuestra realidad.

– Los gestos y miradas de las actrices protagonistas logran transmitir todo lo que sienten y piensan. ¿Cómo fue el trabajo en conjunto con ellas, sobre todo teniendo en cuenta que una tiene una trayectoria mayor y la otra hace su debut en tu film? 

– Por suerte, tanto Sara como Martina se comprometieron con la película más de un año antes de que comenzase a rodarse. Durante ese tiempo tuvimos conversaciones y lecturas, pero a la hora de acometer la realización le dedicamos más de una semana a lecturas y ensayos con Sara, Martina y Assumpta Serna y las otras actrices y actores de la película. Ahí se construyó la dinámica entre ellas, se clarificó el sentido de las escenas y lo que pasaban los personajes a medida que avanzaba la trama. Siempre tuvimos claro que lo principal eran los personajes; los tiros y las persecuciones venían después. En cuanto a las experiencias dispares de las tres actrices protagonistas, a mí eso es algo que me apasiona, hacer ese tipo de combinaciones. Pero al final del día el tesoro de esta película es haber podido contar con tres personas tan talentosas y creativas como ellas,  aportándolo todo: tanto Martina como Assumpta son escritoras y directoras además de actrices; Sara es letrista y Performer además de cantante y rapera. Las tres tienen clarísimo cómo comunicar y contar una historia con su lenguaje corporal, sus voces, sus miradas. Y se apoyaron mutuamente durante todo el proceso, Martina es una actriz muy generosa y Sara puso toda la concentración y el 150% de la energía. Tuvimos mucha, mucha suerte de contar con ellas.

– ¿Cómo trabajaron todo el apartado técnico que ayuda a generar esa intensidad y el clima de tensión que presenta la película?

– Creo que en el rodaje fue cuestión de entender el tono de las escenas y trabajar con un puñado de referentes comunes. «El Odio» fue una de las películas que revisamos con el equipo y aunque es una película en blanco y negro y con una premisa muy diferente a “Expansivas”, nos interesaba contagiar la película de esa energía. La consigna en rodaje es que la película debía ser realista, pero también expresiva. Después, fue un trabajo muy, muy minucioso con el editor, Pablo Rabe y el jefe de sonido, Sebastián González. Ninguno de ellos quería usar atajos, ni imponerle mayor ritmo, querían contar la historia lo mejor posible. Lo trabajamos durante mucho tiempo, sumando horas y horas por fuera de lo contemplado en el cronograma y el presupuesto. La mitad de esa tensión está construida así, también con la música aunque la música quisimos usarla en muchos casos como contrapunto de lo que se ve.

– ¿Cómo fue el paso por los festivales?

– Teniendo en cuenta la realidad que nos toca, con Crudo Films quisimos que participase en algunos de nuestros festivales favoritos pero dado que era una película no presentada antes, nos concentramos en los que consiguieron celebrarse con una modalidad presencial. Así que las primeras cuatro proyecciones fueron en salas clásicas de cine en el pasado Festival de Cine de La Habana ante público estrictamente cubano (un público muy culto y muy cinéfilo) y nos llegaron comentarios muy favorables. Después ha pasado por el BAFICI, disfrutamos de un par de proyecciones presenciales, que para nosotros fue simbólicamente muy importante. La repercusión fue muy positiva. Ahora sí la presentaremos en otros certámenes del mundo, pero ahora lo más importante es que llegue a su público aquí en Argentina.

– ¿Estás trabajando en otros proyectos a futuro?

– Sí, aunque la realidad es muy cambiante. Ahora más que nunca. Tengo otro thriller de acción, aún en desarrollo y un par de proyectos de terror, aunque ahora mismo estoy dedicado a un documental sobre raperas argentinas, con especial atención en las pioneras como Actitud María Marta o la propia Sara Hebe, que cultivan el género desde épocas duras en las que el hip hop en este país era mala palabra y había muy pocas mujeres haciéndolo a nivel mundial.

 

Samantha Schuster

 

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