“Euphoria”: polémica y provocativa

Hay un factor común que comparten la mayoría de las series destinadas al público adolescente: muestran una realidad que poco tiene que ver con las problemáticas a las que se enfrentan los jóvenes a diario. Son una visión edulcorada de la vida juvenil, y hay pocas producciones cinematográficas que se atreven a hacer hincapié en las cuestiones más oscuras de la existencia adolescente.

“Euphoria” es la serie que HBO estrenó a mediados de junio y que está decidida a tomar riesgos para contar una historia que provoca y moviliza. Protagonizada por Zendaya, es una adaptación de una miniserie israelí (2012-2013) que lleva el mismo nombre, y todos los domingos seguimos a un grupo de adolescentes que se enfrentan a la adicción a las drogas, el despertar sexual, el peso de la mirada ajena, la pedofilia y los trastornos psicológicos.

La serie despierta polémicas todas las semanas, ya sea por los múltiples desnudos frontales masculinos o por la representación animada de un fanfic con contenido erótico de Harry Styles y Louis Tomlinson, ex integrantes de la banda One Direction. Se la acusa de provocadora, irrespetuosa y explícita, pero al mismo tiempo está comenzando a posicionarse como la serie del momento.

Si bien puede parecer con justa razón una representación exagerada de la juventud, hay que reconocer que es una propuesta interesante. Es una mirada que hace foco en los modos adolescentes que muchas veces se marginalizan tanto en la televisión o en el cine, y que dista mucho de otras concepciones del mundo joven que tienen series como “Riverdale”. En esta última, los personajes van al secundario y al mismo tiempo se enfrentan a asesinos seriales enmascarados y ayudan a resolver crímenes sin hacer demasiado énfasis en cómo se vive la adolescencia. Es una representación utópica e inverosímil, reflejo de cómo influye la mirada adulta sobre la construcción de personajes jóvenes.

En “Euphoria” vemos problemáticas reales e identificables. Están claramente hiperbolizadas, pero las amenazas a las que se enfrentan los personajes son cercanas. Es explícita en su manera de narrar e incomoda al espectador continuamente, pero es lo que busca. Así como Rue, la protagonista, explora en las drogas la posibilidad de sentir algo, la serie propone lo mismo para quienes la están mirando: sea incomodidad, disgusto o angustia, lo importante es no dejarnos tibios.

Así como en su momento “13 Reason Why”, rodeada de polémica por ser explícita y cruda, instaló un debate acerca del bullying, sus consecuencias y el suicidio adolescente, “Euphoria” apunta a lo mismo. No todos los adolescentes son como los que protagonizan esta serie, pero por lo menos se atreve a indagar en un terreno que suele ser ignorado.

Además, no hay nada que criticarle a la realización de cada episodio. La fotografía es hermosa, el recurso de la voz en off es clave para poder seguir el curso de la historia y la composición del reparto es acorde a la coyuntura, integrado por actores de diferentes razas, etnias, tamaños de cuerpo y sexualidades. Es inclusiva en todo sentido, partiendo por la relación amorosa central de “Euphoria”, que está protagonizada por dos chicas, una de ellas afroamericana y la otra transexual.

Sin embargo, hay puntos cuestionables que siempre acompañan a estas propuestas disruptivas. Si bien Zendaya se encargó de postear un aviso en redes sociales recordando que la serie está destinada a audiencias maduras por los temas que toca, es difícil entender cuál es la postura que toma “Euphoria” acerca de la historia que intenta contar. No guía la lectura, entonces hay un gran espacio abierto para las malas interpretaciones. ¿Busca representar los modos de vida invisibilizados o corre el riesgo de, inconscientemente, romantizarlos?

Sin dudas, es una serie difícil de ver y disfrutar porque interpela desde lo incómodo, pero rompe con algunas lógicas narrativas y eso sí está a su favor. De alguna manera, allana el camino para seguir contando historias que no nos dejen indiferentes al terminar el capítulo. Es oscura, es cruda, pero moviliza y eso es lo importante.

Tráiler:

 

Micaela Gallo

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