«House of Cards»: la misma puja de siempre por el poder

Hace unas semanas se estrenó la quinta temporada de “House of Cards” por Netflix, una de sus primeras series originales y más exitosas de su catálogo. Sin embargo, esta nueva entrega perdió un poco la magia que la caracterizaba. ¿Por qué? Te lo contamos a continuación (ATENCIÓN: Este artículo contiene spoilers):

Las primeras temporadas de «House of Cards» nos sorprendieron por los actos irreverentes que realizaban sus protagonistas en busca de cumplir el propósito de escalar a la cúpula de poder. No importaba si esto significaba cruzar los límites (tanto legales como morales), sino que la falta de escrúpulos siempre fue lo que los caracterizó.

Pero últimamente se siente como si viéramos una y otra vez la misma historia. El comienzo de la quinta temporada es un poco costoso de ver, tal vez porque pasó más de un año desde la última entrega y falta aceitarnos un poco o probablemente porque se introducen ciertos personajes que aparecieron en situaciones anteriores, pero que no tenemos tan presentes y mientras que intentamos hacer memoria sobre quiénes eran y qué papel jugaban en la historia, el argumento continúa.

Con el correr de la temporada, la trama se vuelve más amena, repitiendo la fórmula ya conocida, pero agregándole el condimento de la actualidad. Si bien creíamos que esta temporada tomaría la situación actual de la política estadounidense, teniendo como modelo la asunción de Trump (porque siempre la realidad termina superando a la ficción y como el estreno de la serie se atrasó pensamos que sería justamente por esto), no fueron por este camino, sino que se aferraron al terrorismo como elemento para sentar las bases de esta nueva persecución del poder. De hecho los puntos más altos de esta temporada fueron los momentos en el que usaban el miedo para manipular a la población y a las elecciones.

Sin embargo, una vez que consiguen lo que están buscando, la serie nuevamente se vuelve a estancar, centrándose en cuestiones de la política interna, un tanto lejana para nosotros y que puede provocar un poco de pesadez y aburrimiento en la audiencia.

El pasado vuelve como un fantasma para acechar a los protagonistas y acá podemos notar un cambio de rumbo en la trama, aunque tampoco nos resulta sorpresivo. Sin entrar en muchos detalles, el final de temporada era algo bastante predecible, que no se vio únicamente a lo largo de esta última entrega, sino que también se lo palpaba desde la cuarta. Será interesante, de todos modos, ver cómo continúa esta historia, que ya no se tratará tanto de escalar en el poder, sino en una puja entre personalidades y ver quién tiene los mejores recursos o más falta de escrúpulos para lograr su cometido antes que la otra parte.

«House of Cards» sigue siendo una serie muy inteligente, con diálogos maravillosos y una calidad fotográfica espectacular. Ni hablar de las actuaciones, tanto de los protagonistas como de los personajes secundarios y esta ruptura de la cuarta pared que sin duda es una forma original de incorporar al público al argumento. Sin embargo, la producción está pecando de ser repetitiva y utilizar la misma fórmula que le viene funcionando hace cinco años. ¿Cuánto más van a hacer Frank y Claire Underwood por lograr sus objetivos? Ya nada nos sorprende e incluso a muchas situaciones no le dan el peso correspondiente para que nos provoque algo.

Seguramente el final de la serie no esté tan lejos y próximamente le encuentren una resolución a esta historia. Porque si esto no ocurre, la audiencia irá cayendo poco a poco. Es una historia que se la ve de todas maneras porque el público ya está enganchado y quiere ver cómo va a terminar, pero ya no consigue provocar esas sensaciones como lo hacía en las primeras temporadas porque no encontramos muchos elementos nuevos bajo el sol.

Samantha Schuster

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