“Luis Miguel, la serie”: El nuevo fenómeno de Netflix

A veces uno no puede suponer lo que puede llegar a pasar con un producto. Puede parecer bueno desde el comienzo pero no generar tanto impacto después o convertirse en un fenómeno a pesar de cualquier pronóstico. Algo así sucedió con “Luis Miguel, la serie”, la cual se estrenó en Netflix hace unos meses y generó una gran sensación en el público, que no quedó ajeno a las andanzas del músico mexicano nacido en Puerto Rico.

Lo más interesante que tiene para ofrecer “Luis Miguel, la serie” es el perfecto equilibrio de sus tres líneas narrativas. Por un lado tenemos la actualidad de un consagrado cantante, que debe lidiar con la fama, los excesos y las constantes problemáticas que le surgen. Por el otro, la serie se centra en la relación entre Luis Miguel y su padre y mánager Luisito Rey, un frustrado cantante español que vive tras las sombras de su hijo. En este sentido, tenemos un constante vaivén con el pasado, donde podemos observar cómo Luis Miguel se fue haciendo famoso y cómo su progenitor lo exprimía para que su familia pudiera tener una vida mucho más acomodada, aprovechándose de su dinero y obligando al niño a realizar actividades que iban en contra de su normal desarrollo. Y una tercera pata se basa en la relación entre Luis Miguel y su madre, quien al momento de comenzar la historia se encuentra desaparecida. Es así como a lo largo de los capítulos iremos viendo qué ocurrió en el pasado que provocó esta situación límite. En resumen, podemos decir que nos encontramos ante una serie que aborda la vida profesional y personal de un cantante centroamericano muy famoso de una manera bastante atractiva, a través del drama familiar y el duro camino en el que se fue forjando su carrera.

Asimismo, al tratarse de una serie de un cantante, la cuestión musical es fundamental, aunque no la más importante. No se trata de un musical, sino que durante algunos pasajes vemos actuaciones de Micky de pequeño, composiciones de canciones, grabaciones o shows. Tal vez en este punto nos podemos quedar con ganas de un poco más, ya que los temas de Luis Miguel son muy populares y es interesante ver cómo surgieron y escuchar las versiones de los actores que interpretan al protagonista en sus distintas etapas de vida. Pero de todas maneras no le resta al resultado final del producto.

La serie se las rebusca para mantener atrapado al espectador en todo momento, con ganas de saber más acerca de la vida privada y conflictiva, sobre todo, del cantante, probablemente desconocida anteriormente. Sabe manejar muy bien los tiempos de develación de información y el suspenso. E incluso el final de temporada es un cliffhanger muy importante que dejará al público expectante por una rápida continuación.

Otro de los puntos altos es la construcción de sus personajes, principalmente del villano Luisito Rey (Óscar Jaenada), que se ganó el odio del público con justa razón, pero que no podría haber sido un mejor antagonista, haciendo que la trama avance hasta un punto de no retorno. Desde el protagonista hasta los papeles secundarios (también resaltamos al actor argentino César Bordón, encarnando al mánager y figura paternal positiva) están muy bien delineados y representados por todo el elenco.

Mención aparte para los tres actores que interpretan a Luis Miguel en las distintas etapas de su vida y su carrera. Comenzamos con un dulce Izan Llunas, un pequeño niño cuya pasión es cantar pero que prefería vivir como un niño normal, jugar con sus amigos o descansar, que comenzar con un trabajo y tener que llevar sobre sus hombros la presión del estilo de vida de su familia. Con un menor tiempo en pantalla tenemos a Luis de la Rosa, quien representa al protagonista de adolescente, que se encuentra en la constante puja entre su padre y su madre, que debe lidiar con su propio crecimiento y cambio de voz y que comienza a vivir de una manera más consciente su carrera y embarcarse hacia la adultez, la fama, las responsabilidades, pero que igualmente todavía es muy joven para enfrentar estos desafíos. Y por último tenemos al adulto interpretado por Diego Boneta, con una voz muy parecida al cantante y una personalidad ya más asentada. Tiene en claro lo que quiere, cómo lo quiere y cuándo lo quiere, aunque también sus momentos se podrían dividir en dos: las fiestas y falta de responsabilidad, que repercuten tanto en su vida privada como en la profesional, y una posterior maduración y cambio de actitud. Si tuviéramos que criticar algo de la serie y de este trío protagónico sería tal vez la rapidez con la que se cambia de actor en actor. Sobre todo lo podemos ver en relación a otros personajes. Ejemplo de ello es cuando nace el segundo hermano de Luis Miguel, que mientras sigue siendo bebé, tanto el cantante como su hermano Álex crecen de un capítulo a otro (en apariencia serían seguramente un par de años pero debería representar solamente uno). Lo mismo ocurre con el cambio del adolescente al adulto. Es lógico que no se pueda mostrar un crecimiento paulatino en pantalla, pero al menos podrían haberse tomado un poco más de tiempo en la narración con un “tantos años después”. Si bien se comprende, le quita un poco de credibilidad al relato.

Por todas estas cuestiones “Luis Miguel, la serie” se convirtió en un nuevo fenómeno de Netflix, que podríamos unirlo a la lista de “Stranger Things” y “La Casa de Papel”, todas series que en principio no tuvieron tanta promoción o que en primera instancia no se podía pensar que llegarían a tener tanto impacto en el público y que serían algunas de las producciones más vistas de la plataforma de streaming. Sin dudas la historia real, compleja, y privada de una famoso y popular cantante atrae a un público que quiere conocer más acerca del detrás de escena de canciones tan conocidas como “Cuando Calienta el Sol” o “Será que no me Amas” y de la relación que mantiene con sus allegados, y que seguramente esperan ansiosos la ya confirmada segunda temporada.

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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