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“Sex Education”: Todo lo que siempre quiso saber sobre sexo y no se animó a preguntar

Otis es un chico de 16 años, tímido, pudoroso, que no se lleva del todo bien con su cuerpo. Y parte de la culpa se debe a sus padres, ambos terapeutas sexuales. Su padre, norteamericano, no vive con ellos y su madre se encuentra preocupada por el crecimiento de su hijo, involucrándose de una manera poco saludable en su vida. En la escuela se ve envuelto en una situación que le hará descubrir un negocio eficiente: una clínica sexual, donde sus compañeros se acercarán a él para buscar respuestas a sus interrogantes y problemáticas en estas primeras experiencias, que si bien él es inexperto, es bastante sabio debido a las conversaciones que escucha de su madre. Maeve, una chica con un mayor camino recorrido, será la encargada de ocuparse de horarios, pagos y reclutamiento de clientes, al mismo tiempo que despertará en Otis el amor.

“Sex Education”, la nueva serie británica de Netflix, consigue tener la mezcla perfecta entre la comedia y un análisis más profundo sobre las temáticas y problemáticas que le atañen a los jóvenes que recién se están adentrando en el mundo sexual; aquellos que deciden esperar, los que prefieren explorar, y los que lo hacen pero que se encuentran con más interrogantes de los que pensaban que iban a tener. Casi todos los capítulos tienen como puntapié inicial algún caso que la clínica deberá tratar, a la vez que intercala momentos de puro entretenimiento con otros más serios y conmovedores, que muestran un tratamiento mucho más directo y natural del que solemos ver en este tipo de producciones. Esto se da gracias a un guión ingenioso y efectivo, que se aproxima de forma inteligente a estos temas adolescentes.

Pero también una gran parte de la efectividad se debe a la construcción de los personajes y a la contraposición de sus personalidades. Por un lado tenemos a Otis, este joven inexperto y poco interesado en la temática sexual, tal vez porque en su casa siempre fue un tópico común y corriente y todo fue hablado y sobre analizado. Meave es su contrapunto, una chica con más experiencia pero que tiene una reputación incorrecta e injusta que la precede. Es más desprejuiciada pero tiene poca facilidad para relacionarse a un nivel más profundo, conectarse y confiar realmente en la otra persona. Eric se encuentra a mitad de camino entre ambos. Es el mejor amigo de Otis, que no tiene problema en mostrarse tal cual es pero que debe luchar contra ciertos prejuicios de la sociedad y de sus compañeros (algunos de ellos más por envidia de que vive su homexualidad con total normalidad). Es interesante el tratamiento que se le da a esta temática y a la relación que tiene Eric con su padre, la cual se muestra de una manera totalmente diferente a lo que solemos ver en las series de televisión. Se ve un mayor apoyo y entendimiento, a la vez que el rechazo viene de parte de otros personajes, para retratar la realidad de ambos lados. Con respecto a los adultos, sin dudas que el personaje de Jean, la madre de Otis, es quien se lleva todas las miradas, una mujer que busca inspirar confianza en su hijo, pero que sus acciones la llevan por un camino totalmente diferente. La diversidad de roles permiten que el público pueda verse identificado con algún que otro personaje, como también por las problemáticas que cada uno tiene/tuvo que pasar en este contexto. Las actuaciones de todo el elenco hacen que dichos personajes sean creíbles y que despierten todo tipo de sentimientos en el espectador, sobre todo adoración y comprensión. No nos encontramos con los típicos estereotipos de secundaria y, aunque sí existen los grupos sociales preestablecidos en todas las producciones, estos se muestran de forma mucho más humana, sensible y vulnerable debido a los problemas que atraviesan. Principalmente se destacan las interpretaciones de Asa Butterfield (Otis), Emma Mackey (Maeve) y Ncuti Gatwa (Eric) y Gillian Anderson (Jean) en un papel más secundario.

Su estética, la banda sonora y la ambientación de la serie generan los climas propicios para que se desarrollen las distintas temáticas que se tocan a lo largo de sus ocho capítulos de casi una hora de duración.

El autodescubrimiento, el despertar sexual, las dudas, las preguntas, los obstáculos, la identidad, el aborto, son todos temas que se plantean en “Sex Education” de una forma muy efectiva. El hecho de utilizar el humor como excusa para hablar de todas estas temáticas serias, actuales y complejas, a través de personajes tridimensionales llenos de matices en plena exploración sexual, hace que lleguen al público de una manera directa y entretenida. Una comedia británica de Netflix que no se puede dejar pasar.

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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