“Stranger Things”, una tercera temporada que encontró su camino
En 2016 se estrenó una serie que marcaría un antes y un después en el catálogo de Netflix. “Stranger Things” conquistó al público a través de una historia atrapante de ciencia ficción y terror con un logrado clima de suspenso y una ambientación de los ‘80 como homenaje a la cultura pop. Un año después llegó la segunda temporada, una entrega que solo anticipamos por un fin comercial pero que a nivel narrativo no sumaba mucho. Sin estar a la misma altura, de todas maneras consiguió un resultado efectivo con la introducción de nuevos personajes y la ampliación del universo terrorífico. La serie sigue expandiéndose y el jueves pasado se estrenó la tercera entrega que superó con creces a su antecesora y nos otorgó un producto de calidad.
Nos situamos durante las vacaciones de verano de 1985, donde la dinámica grupal empieza a tambalear debido a los romances internos de algunos de sus miembros que prefieren estar con sus novias que seguir realizando las mismas actividades con sus amigos. Pero tampoco los noviazgos son tan simples, y las mujeres del grupo prefieren priorizar su amistad declarándoles una especie de guerra a los chicos. Por su parte, Dustin vuelve a Hawkins después de un campamento de ciencias y no recibe la bienvenida deseada, decidiendo pasar su tiempo con Steve, quien está trabajando en una heladería del nuevo shopping. Billy también consiguió un empleo temporal como guardavidas y Nancy y Jonathan son pasantes en un diario. Pero todo pasará a un segundo plano cuando descubran que los soviéticos están en Hawkins tratando de abrir nuevamente el portal que había cerrado Eleven y el Mind Flayer (Desollador de Mentes) vuelva a la ciudad poniendo en peligro a todos sus habitantes.
Los primeros capítulos de esta tercera temporada de “Stranger Things” son introductorios y se centran sobre todo en la relación entre los personajes, estos adolescentes que están creciendo y descubriendo otra realidad. Pero poco a poco la historia va virando hacia algo más oscuro, y los meros detalles que nos iban entregando en estos episodios van empezando a tener un mayor protagonismo hasta que terminan convirtiéndose en el eje de la temporada.
La tercera entrega se centra en cuatro subtramas diferentes pero que terminan uniéndose con el correr de los episodios para terminar de conformar el panorama general de la serie. Por un lado, Dustin descubre un código ruso a través de una máquina que él mismo creó y con Steve, su compañera de trabajo Robin y Erica, la hermana de Lucas y una habitúe de la heladería, tratarán de desentrañar el mensaje oculto y las verdaderas intenciones de este grupo. Por el otro, Nancy, cansada de ser la chica que sirve el café, encuentra una historia que vale la pena ser contada: ratas que comen fertilizantes y que tienen un aspecto extraño. Esta investigación la llevará por caminos sinuosos que se conectará, finalmente, con la tercera pata de la serie: Will descubre que el Desollador de Mentes está de vuelta y que está usando a un ser humano para propagarse. El resto de los chicos va a tratar de encontrar de quién se trata. Y por último, Joyce y Jim también hacen su propia investigación sobre eventos raros que están sucediendo en el lugar relacionados a la energía y al magnetismo. Todas estas historias están muy bien llevadas a cabo gracias a que le dieron el espacio propicio para desarrollarse, generan intriga, son importantes por sí mismas y relevantes para la trama central.
Asimismo, y como es característico de la serie, tenemos muchas referencias a la cultura pop: desde música de Madonna, pasando por películas como “Volver al Futuro”, “The Never Ending Story” o “El Día de los Muertos”, hasta cómics de la Mujer Maravilla. Todos estos pequeños detalles ocultos (o no tanto) a lo largo de los episodios apuntan a la nostalgia de los más adultos y permiten recrear de una manera más fiel la época de los ‘80.
Siguiendo con esta línea, “Stranger Things” no solo se destaca por su ambientación, sino también por la confección de un clima oscuro, con efectos especiales impecables y creaciones monstruosas creíbles y espeluznantes. También sobresale la banda sonora que le aporta la cuota de nostalgia necesaria a la historia.
En cuanto a los personajes, uno de los puntos más importantes de la serie, en esta temporada lograron otorgarle el tiempo y la profundidad necesaria a cada uno de ellos. A diferencia de la entrega anterior, en la cual algunos protagonistas habían pasado a segundo plano (como Eleven o Mike) y otras incorporaciones no tenían mucha razón de ser (Billy), en esta oportunidad todos son importantes y tienen su momento para lucirse. Tanto los protagonistas originales, como las caras más nuevas (Max, quien ya había sobresalido en la segunda entrega y le dieron mayor relevancia a Billy y a Erica) y aquellos que debutaron este año (destacándose principalmente Robin) cumplen con su rol, aportando emoción o comedia siempre que sea necesario. La serie nos hace transitar por distintos sentimientos que permite que empaticemos con cada uno de los personajes.
En este sentido también hay que destacar al grupo de actores que realiza un gran trabajo a la hora de componer a cada uno de sus personajes. En cuanto a los más jóvenes, es difícil haber comenzado de tan chicos, pero a lo largo de las temporadas supieron afianzarse actoralmente como también a nivel grupal, conformando distintos equipos divertidos y con mucha química que traspasan la pantalla.
No es fácil poder mantener el nivel de una historia a lo largo de sus temporadas, pero todavía menos poder superarse. Después de una segunda parte que no estuvo a la altura de su debut, que fue efectiva pero que tuvo personajes desdibujados y una historia personal sobre Eleven y otros chicos con poderes que en este caso directamente la dejaron de lado, la tercera entrega de “Stranger Things” pudo reencontrarse a sí misma y logró ofrecerle al público lo que se esperaba de ella: subtramas interesantes e importantes que mantienen atrapado al espectador, una muy buena construcción de los protagonistas con una gran dinámica entre ellos y una atinada ambientación, tanto de la época como del clima oscuro. Seguramente la serie siga y esperamos que continúe por este camino.
Tráiler:
Samantha Schuster