«Stranger Things»: Su magia sigue intacta en esta segunda temporada

El año pasado se estrenó «Stranger Things», una serie que no muchos esperaban pero que nadie quedó ajeno a ella. Probablemente nadie contaba con el éxito que terminaría teniendo esta producción de Netflix ambientada en los años ’80 y que narraba la desaparición de un niño en el pueblo de Hawkins, Indiana, y la aparición de una chica con poderes. Las referencias a la cultura pop y películas de la época, la gran actuación del grupo de adolescentes y el clima de suspenso convirtió a «Stranger Things» en una de las series más populares, no solo de la compañía, sino del último tiempo.

Pero como ocurre con las historias que poseen un éxito descomunal, es mantener la calidad de su producción. Cuando se anunció que «Stranger Things» tendría una segunda temporada, se cuestionó si esto era necesario o si simplemente se buscaba un fin comercial. Si bien tal vez no era indispensable su secuela, con su estreno nos dimos cuenta de que es posible seguir abordando este universo de una manera efectiva y volver a cautivar al público.

En esta oportunidad nos situamos en Halloween de 1984, casi un año después de los hechos ocurridos en la primera entrega. Will volvió del Upside Down, pero ya no es el mismo. Y en él se centrará esta continuación, un personaje que no tuvimos la posibilidad de conocerlo tan profundamente, pero que ahora será clave para la conexión entre ambos mundos.

A diferencia de Will, otros personajes quedan por momentos en un segundo plano, como Eleven, a quien vimos por última vez sacrificarse por el grupo (su participación queda dosificada a lo largo de esta segunda parte), o Mike, cuya subtrama se relacionaba directamente con la niña con poderes. Si bien la amistad, valor que se había tratado exhaustivamente en la primera temporada, sigue presente, no se hace tanto hincapié en ella, sino que se forman otros equipos.

Nuevos personajes se incorporaron de una manera muy funcional y enriquecedora para la trama. Por un lado tenemos a «Mad Max» (Sadie Sink), otra integrante femenina fuerte que vendrá a revolucionar el grupo de amigos y que servirá no solo como un interés amoroso para Dustin y Lucas, sino también para imponer su presencia y valentía cuando haga falta. Por el otro, se suma Bob (Sean Astin), el nuevo novio de Joyce, un nerd y aficionado por la tecnología, que le dará un poco de normalidad a la familia Byers. También aparece el hermano de Max, Billy (Dacre Montgomery), un secundario con el que no se puede empatizar en ningún momento, pero que servirá como catalizador del odio en el plano «humano». Esta fue la única incorporación que no hizo demasiado al argumento.

En cuanto a la historia, ya la primera temporada sentó las bases y reglas del Upside Down, pero en esta segunda temporada se abordará de una forma más profunda esta conexión entre ambos mundos, a través de Will. De esta manera podemos ver que todo es mucho más complejo, oscuro y terrorífico de lo que se había observado anteriormente. También se exploran los inicios y el pasado de Eleven, que si bien no se encuentra con el grupo de chicos, buscará conocer su historia, revelándonos que no es la única que pasó por el laboratorio y que ahora tiene poderes.

En este sentido, creemos que existen algunos momentos predecibles y otros un poco innecesarios, que tal vez recibieron un mayor tratamiento de lo esperado. Probablemente estos puntos sean abordados en una posible próxima temporada, pero dedicarle un capítulo entero pareció un poco excesivo. Si la cuestión era sentar un precedente, con algunas escenas era suficiente, aunque podríamos justificarlo desde un lado narrativo y la constante búsqueda de Eleven; para establecer definitivamente su personalidad. (Para quienes ya vieron la serie, estamos hablando del episodio 7)

En esta oportunidad no se apela tanto a la nostalgia como en la primera entrega que era mucho más evidente, pero de todos modos nos encontramos con muy buena música de los ’80, con canciones de The Police, Bon Jovi, Scorpions, entre otras bandas del momento, como también nuevamente guiños a films de dicha época, como «Gremlins», «ET», «Ghostbusters», «Stand By Me» o «Encuentros Cercanos del Tercer Tipo».

En síntesis, si bien la segunda temporada de «Stranger Things» podría no haber sido necesaria, su ejecución estuvo a la altura de la primera entrega, capturando al espectador desde una historia que abarca un universo aún mayor, una gran ambientación y música de los años ’80, más guiños a la cultura pop y una solidez de un elenco «más crecido» que incorpora personajes que ayudan a la trama.

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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