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«The Handmaid’s Tale», una cuarta temporada más dramática

La tercera temporada de «The Handmaid’s Tale» se caracterizó por ser bastante de transición, en la cual, a través de un ritmo algo pausado, no había demasiada acción por parte de sus protagonistas. Por suerte, el último episodio logró brindarnos todo lo que esperamos de una serie de este estilo: tensión, sorpresa y dinamismo.

Con este tono mucho más atractivo comenzó la cuarta temporada de «The Handmaid’s Tale», la cual tenía en el centro de la escena a las criadas que habían logrado sacar a muchos chicos de Gilead y se fugaron para no sufrir las consecuencias. Los primeros tres episodios de esta nueva entrega fueron frenéticos y poderosos, los cuales nos dieron la esperanza de que la dirección que había tomado la serie era un camino de ida sin retorno. Sin embargo, luego de ese inicio tan prometedor, la historia se orientó más al drama que a la acción por diversas decisiones narrativas que se tomaron. Esto resultó lógico y necesario pero también volvió a presentar un ritmo más lento, que puede no ser del agrado de todo el público. A pesar de que se percibe que se está gestando algo que va a explotar en el futuro, en algunos capítulos predomina la quietud y los sentimientos.

También existen algunas cuestiones que no terminan de cerrar, como que la protagonista puede realizar cualquier acción sin tener ningún tipo de consecuencias, mientras que las personas que se encuentran a su alrededor siempre van a pagar por sus platos rotos. Esto no solo se vuelve incoherente, sino que además genera que no logremos sentir el peligro que corre June cada vez que toma una decisión arriesgada, sino que ya sabemos de antemano que nada malo va a pasarle.

Los aspectos técnicos también acompañaron la decisión narrativa de orientar esta temporada más al drama. Además de los hermosos planos que siempre suelen crear, convirtiendo a la fotografía en uno de los elementos más destacables de la serie, se reforzaron los primeros planos de la protagonista para remarcar las distintas emociones por las que transita en cada episodio. Si bien su uso está justificado, por momentos se siente un abuso de este tipo de planos, como antes sucedía tal vez con los planos cenitales, en menor medida. Como dato de color, varios capítulos están dirigidos por la misma Elisabeth Moss, que ya no solo le pone el cuerpo a la historia, sino también plasma su visión creativa detrás de cámara de una manera bastante adecuada.

El elenco se encuentra más que sólido y afianzado en sus personajes desde hace tiempo, pero, como decíamos anteriormente, en esta temporada se pueden lucir más gracias a que se le otorga una mayor importancia a las reacciones y los sentimientos de cada uno de ellos: la ira, la indiferencia, la tristeza, la esperanza, entre otras cuestiones. Elisabeth Moss es una gran líder dentro del equipo y en cada escena que protagoniza logra plasmar lo que siente su personaje solo con los gestos y las miradas.

Con una quinta temporada ya confirmada, la cuarta entrega de «The Handmaid’s Tale» tiene tantos aciertos como errores, al menos desde un punto de vista subjetivo. Por un lado, finalmente toma las riendas de la acción y la venganza, ofreciéndonos algunos capítulos maravillosos donde la trama avanza a pasos agigantados con valentía y frenetismo y una Elisabeth Moss que sigue demostrando todo su talento actoral. Pero también se vuelve mucho más dramática que en otras oportunidades, retrocediendo algunos casilleros en cuanto a la trama. Si bien se entiende esta decisión por la historia que se cuenta, por instantes se vuelve lenta, abusando de los primeros planos y los sentimientos de la protagonista. Una mezcla de sensaciones que dependerá demasiado del gusto del espectador. Esperemos que la próxima temporada pueda condensar todos esas emociones contenidas durante tanto tiempo y explotar de una vez por todas.

Tráiler:



Samantha Schuster

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