«The Haunting of Bly Manor», menos terror, más drama, igual de satisfactorio
Dos años atrás se estrenó «The Haunting of Hill House» en Netflix, una serie que rápidamente se convirtió en lo más popular de la plataforma, ya que vino a revolucionar el género de terror, de la mano de Mike Flanagan, quien usó distintos recursos de este estilo para ofrecernos un drama familiar cargado de emotividad y profundidad.
Tal fue su éxito, que decidieron convertir a la serie en un relato antológico y preparar una segunda temporada que traería nuevamente al equipo creativo y a gran parte del elenco para contar una historia totalmente diferente y que nada tendría que ver con su antecesora.
Basada ligeramente en la novela de terror «The Turn of the Screw» de Henry James escrita en 1898, «The Haunting of Bly Manor» se centra en la historia de una joven estadounidense que consigue un trabajo en la mansión Bly, en la Inglaterra de 1987, para cuidar a dos pequeños niños que hace poco perdieron a sus padres y que quedaron a cargo de su tío. Sin embargo, aquel lugar esconde un oscuro secreto que no todos se atreverán a soportar.
Como decíamos anteriormente, muchos de los protagonistas de «Hill House» van a ser vistos en esta nueva historia pero en otros roles, principalmente Victoria Pedretti, quien compone a la joven maestra que llega a Bly huyendo de su pasado y de sus propios demonios. Henry Thomas se pone en la piel del tío de los pequeños, a quienes ama pero de una forma bastante particular, mientras que Oliver Jackson-Cohen hace de su mano derecha. Por su parte, Carla Gugino tiene una participación menor porque aparece pocas veces pero sirve como narradora de la trama. Es una voz en off ni tan abusiva ni invasiva, que funciona como parte del relato para contar esta historia de fantasmas que ocurrió tiempo atrás, teniendo una justificación narrativa para existir.
El elenco hace un buen trabajo para componer a sus personajes, porque además están bien delineados desde el principio. Cada uno va creciendo con el relato, teniendo su momento para brillar y centrarse en su propia historia. El ritmo más pausado que presenta la serie y el hecho de que vayan dosificando la información para contarla en un momento determinado permite que se pueda dar este atinado y profundo desarrollo de cada protagonista.
Dentro de las nuevas incorporaciones, podemos destacar principalmente a los dos niños, Flora (Amelie Bea Smith) y Miles (Benjamin Evan Ainsworth), que por todas las vicisitudes que transitaron se volvieron muy maduros para su edad, con actitudes bastante adultas, algo que los vuelve totalmente tiernos pero también un poco más siniestros. Por otro lado sobresalen Hannah (T’Nia Miller), como la ama de llaves, Owen (Rahul Kohli), como el cocinero, y Jamie (Amelie Eve), como la jardinera, terminando de conformar esta especie de familia elegida que convive en la mansión Bly y que harán todo lo posible por cuidarse los unos a los otros.
A diferencia de «Hill House» que abordaba las consecuencias de una familia desmembrada, enfermedades mentales y la distinción entre lo real y lo imaginario, esta temporada ahonda en las relaciones familiares desde otro lugar, desde el amor, el duelo, la protección, el recuerdo, la infidelidad, la soledad, el elegir a las personas para pasar nuestros días y lo que sucede una vez que ya no están.
En cuanto a su tono podemos decir que se aleja un poco de su antecesora, la cual si bien también tenía en su centro a un drama familiar abrazaba más al género del terror, con algunos claros jumpscares y situaciones espeluznantes. Acá, en cambio, se juega mucho más con los momentos de tensión y suspenso pero no cae del todo en el terror. Incluso, existen muchas situaciones emotivas que nos generarán varias sensaciones.
El clima opresivo y pesado que se percibe constantemente, ayuda a que como espectadores sintamos esa sensación de peligro constante por parte de los protagonistas y la influencia que existe de la mansión. Tiene muy buena ambientación y la mayor parte de las escenas ocurren en aquel lugar, convirtiéndolo en un personaje más que vive y no deja vivir. Al igual que su antecesora, los flashbacks o recuerdos se presentan de una manera sutil y natural, recurriendo al mismo espacio o a la misma acción para realizar la transición.
Tal vez existan algunos momentos que pueden confundir un poco a los espectadores, principalmente a los que se utiliza para contar la historia de algún personaje en particular, sin entender bien al principio qué es lo que está pasando. Sin embargo, esto los atrapará como la mansión a sus habitantes, volviéndolo un recurso atractivo hasta que poco a poco se va aclarando la trama y se terminan de ordenar las piezas del rompecabezas.
Probablemente si se quiere comparar a «Bly Manor» con «Hill House» esta nueva producción no se sienta a la misma altura que su predecesora, porque la primera supo impactar de una manera más que grata, traernos algo fresco y original y funcionó a la perfección. De todas maneras, «The Haunting of Bly Manor» se arriesgó a no traernos la misma fórmula, algo que podrían haber vuelto a utilizar ya que fue todo un éxito, sino que buscó explorar otras aristas a partir de la misma esencia y conseguir abordar una nueva historia como también una nueva forma de contarla. Mike Flanagan sigue apostando a las fibras más sensibles de sus espectadores para hablar sobre romance, vínculos afectivos y relaciones familiares, enmarcados en un ambiente hostil y perturbador. Un clima que refleja las almas de sus protagonistas. Y, nuevamente, logró su propósito.
Tráiler:
Samantha Schuster