«The Morning Show», una segunda temporada caótica
En 2019 se estrenó «The Morning Show», una serie de Apple Tv+ que se convirtió rápidamente en una de las favoritas de los críticos y del público, aunque tal vez no fue tan difundida ni reconocida por pertenecer a una plataforma no tan masiva en nuestro país. Esto se debió a que contó la historia de una serie de abusos sexuales en un programa de televisión, una trama tan actual como necesaria, de una manera punzante, entretenida, con giros impactantes e intrigantes y un elenco de primer nivel, con figuras como Jennifer Aniston, Reese Whiterspoon y Steve Carell.
El final de esta primera temporada fue tan sorpresivo que nos dejó a todos esperando por una continuación, que tal vez no resultaba tan imprescindible pero que podía seguir ahondando en temas interesantes. Un poco menos de dos años después este objetivo se cumplió, pero la sensación no fue tan satisfactoria.
Siguiendo los hechos que nos dejó la entrega anterior, nos encontramos con un noticiero matutino que debe recomponerse luego de que Alex (Jennifer Aniston) y Bradley (Reese Whiterspoon) expusieran los sucesos que ocurrían detrás del programa más exitoso de la televisión. Alex desapareció de escena tiempo después y Bradley quedó a cargo de la conducción, mientras que ambas tienen que lidiar con cuestiones personales. Por su parte, Cory (Billy Crudup) volvió al canal a hacerse cargo para tratar de mejorar el rating, tratar de imponer contenido audiovisual por streaming y resolver las demandas hacia UBA por las consecuencias de los abusos ocurridos allí. Mitch (Steve Carell) se alejó de los medios y se fue a pasar un tiempo a Italia. Y como si fuera poco, una pandemia empieza a brotar en el mundo.
A diferencia de la primera temporada donde todo calzaba perfecto como un reloj suizo, en esta segunda parte su desarrollo se vuelve más caótico y desordenado. Tal vez tenga que ver con que se le otorga más participación a los secundarios, haciendo que las tramas se ramifiquen cada vez más, a tal punto de que cada personaje tiene un drama y un conflicto por el que luchar. Pero también pasa con los protagonistas, ahora no solo nos enfocamos en los abusos en la compañía, en cómo impactó en cada uno de ellos y las consecuencias de sus actos (o su inacción), sino que también tienen que lidiar con cuestiones más personales, teniendo algunas historias que suman y otras que no.
Por otro lado es medio extraño el mensaje que se quiere dar, siguiendo la línea del #metoo y los abusos. Si bien se entiende que buscan humanizar a algunos personajes, demostrando la capacidad de resiliencia, crecimiento y necesidad de ser una mejor persona, también se siente como si se borrara un poco lo que se expuso durante la entrega anterior. Entendemos que no son monstruos los que realizan este tipo de acciones sino personas de carne y hueso pero tampoco está bueno caer en la justificación.
Sumado a todo este drama que cargan los personajes (y que nos transmiten también esa pesadez y falta de esperanza) también se encuentra el agregado del tema del COVID, que al principio no le dan tanta importancia y luego va ocupando un lugar cada vez más preponderante en la historia. Y como está pasando últimamente con las producciones que agregan un tema tan cercano a nuestros días, nos hace reflexionar un poco hasta qué punto queremos ver en espacios de entretenimiento temáticas que nos hacen sufrir en la vida real o si están apelando buscar a la identificación y empatía.
Si hay algo que debemos destacar son las actuaciones del elenco, nuevamente Reese Whiterspoon y Jennifer Aniston sobresalen con las interpretaciones de sus personajes, que por momentos se encuentran más contenidas y por otros logran explotar todos sus sentimientos. A ellas se le agrega la participación de Julianna Margulies, quien hace de otra conductora del canal que se involucra de manera sentimental con Bradley y es una rival de Alex. Su trabajo es tan sólido como sublime, y viene a agitar un poco las aguas. Además, en esta temporada Steve Carell tiene un papel un poco más preponderante, que también lo hace de una buena manera, con remordimiento y ganas de superarse.
Si «The Morning» Show se hubiera quedado solamente con la primera temporada, recordaríamos a la serie como una verdadera joyita. Sin embargo, esta segunda entrega se volvió bastante caótica, con una gran cantidad de tramas muy pequeñas que no sumaron al objetivo central, con un guion dramático que por momentos parecía un culebrón y unos mensajes un tanto confusos. Una historia que no termina de encontrar su rumbo y que se sostiene prácticamente por las actuaciones de un gran elenco. Algo que resulta una lástima y que no se entiende bien qué es lo que sucedió en su desarrollo.
Tráiler:
Samantha Schuster
