«El juego del calamar», la serie coreana que causó furor en nuestro país
Existen algunas series de televisión que no sabíamos de su existencia hasta que se vuelven populares y nadie puede dejar de hablar de ellas. Hace unos años pasó con «La casa de papel», y hoy por hoy la producción del momento es «El juego del calamar», una serie coreana de 9 episodios que está disponible en Netflix. Incluso, en muy poco tiempo se convirtió en la ficción original más vista en la historia de la plataforma.
Con todo el furor que generó en nuestro país es increíble pensar que tuvo que ser aplazada durante muchos años porque no conseguía el financiamiento necesario para hacerse realidad. Su creador, Hwang Dong-hyuk, terminó de escribir el guion en 2009 pero como el contenido era muy desconocido y violento no pudo conseguir la inversión correspondiente. Por suerte, hoy la tenemos entre nosotros.
«El juego del calamar» se centra en Seong Gi-Hu (Lee Jung- jae), un hombre que vive con su madre, que no tiene empleo y es fanático de las apuestas. Tiene una pequeña hija que pronto se irá a vivir con su mamá y su nueva pareja a Estados Unidos, y no podrá formar parte de su crianza. Ante las deudas y la persecución de gente a la que le pidió plata, decide participar de una serie de juegos y recibir a cambio un premio millonario, aunque su vida dependa de ello.
Tal vez la serie coreana tarda un poco en arrancar y puede no impactar desde el principio, porque se toma bastante tiempo para presentar al personaje principal y situarnos en el punto de partida que lo llevará a tomar la decisión de participar de este juego por dinero. Algo que resulta necesario para generar una empatía posterior y mostrar el desarrollo interno del protagonista. Una vez que la historia se afianza, logra atrapar completamente al espectador e involucrarlo en la vida de los distintos personajes, a tal punto que nos va a interesar lo que les pasa y lo que va a suceder con ellos.
Cada obstáculo está basado en un juego infantil de Corea, al cual se le busca dar una vuelta de tuerca para hacerlo más sádico e impactante. Algo tan inocente y simple termina siendo atemorizante. No se escatima en violencia, muertes sorpresivas y en sangre, provocando que tal vez no sea del gusto de todos, pero marca de una manera muy directa el estilo y tono de la serie.
A nivel técnico, nos presenta un atractivo visual imponente, con colores fuertes y llamativos en cuanto a los diseños y la ambientación del lugar en el que se hospedan y los juegos. Además, presenta un clima de tensión constante, que se va intensificando con el correr de los capítulos y la disminución de los participantes. La banda sonora es bastante memorable y también contribuye a producir un ambiente terrorífico.
Como suele ocurrir con las historias coreanas, ya sean en formato serie o película, además de ofrecernos un entretenimiento puro y superficial, se realiza una crítica social importante, en este caso, sobre los comportamientos humanos en situaciones límites, las miserias que se muestran, el coraje, hasta dónde uno está dispuesto a llegar para sobrevivir, el compañerismo, el egoísmo, la desigualdad, la falta de oportunidades, entre otros temas. Esto hace que se vuelva más profunda y nos permita reflexionar sobre la sociedad coreana actual y las consecuencias del mundo capitalista.
Hay ciertas cuestiones del final que son predecibles y que el público puede ver con bastante anticipación, pero no terminan de arruinar el resultado de la serie, gracias a que nos brinda un buen entretenimiento, tensión y una conexión con varios de los personajes.
Como ya sabemos, la serie fue un éxito rotundo y además de dejar abierta una puerta a una próxima temporada desde el lado narrativo, seguramente también tendrá una continuación por el impacto que generó a nivel mundial. Veremos si una segunda entrega estará a la altura de las circunstancias y no será una historia más arruinada por el dinero, como cada uno de sus personajes.
Tráiler:
Samantha Schuster