«Brooklyn Nine-Nine», la despedida perfecta

Después de 7 temporadas, llegó el momento de decirle adiós a una de las comedias más importantes de la televisión abierta de Estados Unidos de los últimos tiempos. «Brooklyn Nine-Nine» estrenó su octava entrega con solamente 10 capítulos en su haber, que fueron saliendo de a pares por NBC y seguro estarán disponibles más adelante en la plataforma de Netflix.

La octava temporada de «Brooklyn Nine-Nine» había sido concebida de una manera diferente, pero tuvo varios cambios en el guion, por la aparición de la pandemia, por un lado, pero sobre todo por los polémicos hechos policiales que acontecieron en el país y que generaron un gran revuelo a nivel nacional e internacional. El más reconocido e impactante fue el caso de George Floyd, un afroamericano de 46 años que fue asesinado por un agente luego de haber sido arrestado por tener un billete falso. Es así como desde la serie sintieron que debían dar un mensaje ya que abordan una temática similar y cercana. 

Ya existía un antecedente en «Brooklyn Nine-Nine» en el cual se había hablado sobre el racismo en la policía. En un capítulo de la cuarta entrega Terry es detenido por ser un afroamericano deambulando por las calles de un barrio adinerado de noche y finalmente es liberado por pertenecer a la fuerza. Allí se ponía en juego su cargo según la forma en la que iba a reaccionar con lo sucedido. Pero esta vez gran parte de la temporada gira en torno a este tema.

Por momentos esta bajada de línea se desarrolla de manera natural, a través de la incorporación de un personaje como el de O’Sullivan que solo busca que sus agentes queden libre de culpa y pecado, pero incumpliendo muchas veces reglas legales o morales, donde la prioridad es ayudar a los ciudadanos, independientemente de su raza, religión o sexo. Sin embargo, otras veces esto se siente algo forzado, sobre todo durante los primeros episodios, donde se pierde un poco la esencia de la serie, volviéndose más seria y directa con el mensaje que quieren dar. De todas maneras, con el correr de los capítulos esto mejora y se logra un buen equilibrio entre la comedia y el drama, ahondando en la personalidad de cada protagonista pero también involucrándolos con este tema. 

Esta revisión del guion provocó también otros cambios, como que Rosa Díaz deje la fuerza para pasar a ser una detective particular. Igualmente, esto no perjudicó demasiado la dinámica con el resto de los personajes, ya que durante la mayoría de los episodios se busca algún tipo de excusa para que pueda participar de los distintos casos que se van encontrando. También disminuyó la aparición de Hitchcock, que solo interactúa con los demás a través de una tablet.

A pesar de que la historia no se sentía estirada y podría haber seguido un poco más, estuvo bien la decisión de llegar a un fin para que después queden en el recuerdo los buenos momentos compartidos y no tengan la oportunidad de descarrilar el tren que venía andando a buena marcha. 

Esta temporada sirvió para darle un cierre pertinente a cada uno de los personajes, no solo a los protagonistas, sino a otros muy importantes como Doug Judy, el amigo/archinémesis de Jake. Todos tuvieron su momento para brillar, hacernos reír y marcar una huella que quedará para siempre en nuestros corazones.

Sus dos capítulos finales fueron perfectos. Muchas veces es difícil darle una conclusión a una serie que viene sosteniéndose hace tanto tiempo, tan querida por el público y que no tiene un hilo conductor demasiado fuerte. Sin embargo, «Brooklyn Nine-Nine» solo desplegó su esencia tomando uno de sus momentos característicos, el atraco que llevan adelante todos los años, para brindarnos una resolución divertida y emotiva, donde cada uno de los personajes terminó de la mejor manera.

En síntesis, la octava temporada de «Brooklyn Nine-Nine» estuvo a la altura de lo esperado. No solo nos siguió haciendo reír a partir de personajes entrañables, sino que tomó la decisión de realizar una crítica social a la fuerza policial norteamericana como consecuencia de los hechos ocurridos en la vida real. Si bien esto por momentos se sintió un poco forzado, no logró cambiar la esencia de la serie. Además, nos brindó un final con todos los condimentos necesarios para que la recordemos años después con una sonrisa.

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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