Crítica de «Apollo 10 ½: A Space Age Childhood» de Richard Linklater (2022)

El reconocido director de la trilogía de «Before Sunrise» y «School of Rock» vuelve a deleitarnos con un film muy personal e inspirado donde relata su niñez en Texas en la década de los ’60, yendo paralelamente con las misiones espaciales de la NASA que buscaba llegar a la Luna antes que nadie.

El más reciente largometraje de Linklater ya se encuentra disponible en la plataforma de la N roja hace unos meses. Este relato semi-autobiográfico que utiliza la técnica de animación de la rotoscopia al igual que sus trabajos previos, «A Scanner Darkly» (2006) y «Waking Life» (2001), busca adentrarnos en la década de los ’60 en EEUU, en una época muy convulsionada por el contexto sociopolítico tanto local como internacional. En aquel momento, Stan (Milo Coy) y su familia habitan en Texas, muy cerca de la base de operaciones de la NASA, y su vida, al igual que la de su familia y muchos conocidos y amigos, se encuentra atravesada por el organismo y su programa espacial. Tanto su padre (Bill Wise) como los padres de sus compañeros de escuela, se vinculan en mayor o menor medida con la misión lunar Apolo, y los preparativos de la misma que se realizaría en 1969. En dicho contexto, durante una de sus jornadas escolares en una escuela de los suburbios de Houston, el niño emprende una fantasía en la que es reclutado para participar de la misión espacial.

De ahí en más tanto él como sus seis hermanos y sus padres comienzan un camino nostálgico que funciona como un claro retrato de la época, pero también con la mirada inocente de los niños y sus formas de ver el momento en el que comienzan a desarrollarse y crecer. La narración es llevada adelante por la voz en off de un ya crecido Stan (una narración que cuenta con el trabajo vocal de Jack Black), que va contextualizando ciertos rasgos de dicho periodo describiendo desde los acontecimientos relacionados con la Guerra Fría y la carrera espacial, hasta las influencias musicales del momento como «The Monkees», «Johnny Cash», «Pink Floyd», «Creedence Clearwater Revival», entre varios otros. También son de la partida varias referencias al consumo cultural de la época con las clásicas series de TV como «Get Smart» y «The Twilight Zone» por enumerar algunos, así como también la presencia de films que marcaron dicha generación como «2001: A Space Odyssey» (1968).

Si bien la incesante y continua utilización de la voz en off que lleva adelante el relato puede resultar un poco excesiva, el film se las ingenia para no agotar el espectador mezclando esa atractiva visión infantil de la época yuxtapuesta con la retrospectiva que genera el Stan adulto. Eso sumado a las partes fantásticas o de ensoñación en las que se ve envuelto el pequeño Stan que hacen de este coming of age una entretenida y amena cinta que utiliza como excusa la carrera espacial para servir de espejo de una época determinada.

Por otro lado, la animación se encuentra bastante más pulida que en los intentos previos del director y ayudan a construir el relato y su verosímil, dándole cierto carácter distintivo necesario para elevar la obra.

«Apollo 10 ½: A Space Age Childhood» representa una mirada nostálgica y encantadora que refleja los recuerdos de la niñez vistos desde el presente con la mirada madura y adulta de un gran narrador como lo es Linklater. Una experiencia cinematográfica gratificante que se eleva como un cohete directo hacia el espacio sideral.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 
Martín Goniondzki

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