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Crítica de «Azor» de Andreas Fontana (2021)

Yvan de Wiel es un banquero privado suizo que llega a la Argentina junto con su esposa en plena dictadura militar para cubrir a su socio, que misteriosamente desapareció. Es así como buscará recuperar a los adinerados clientes del banco que quedaron sin cobertura ante esta situación, al mismo tiempo que intentará descubrir qué es lo que pasó con su colega.

La ópera prima de Andreas Fontana es una coproducción argentino-suiza que busca abordar un costado poco conocido de la dictadura militar, centrándose en la figura de la banca privada y cómo se desenvolvió en este contexto.

Todo esto está contado a partir de la llegada de un personaje extranjero a nuestro país, que no es consciente de lo que sucede, sino que se va enterando de la real magnitud a partir de situaciones con las que se cruza en su camino y los dichos de otras personas con las que interactúa. Sin embargo, existe mucho silencio a su alrededor y complicidad de las altas esferas con las que trata, algo que se relaciona con el título del film y que va cobrando más sentido con el correr de la cinta.

Esto genera que la mayor parte de la información se sugiera más de lo que se explica, haciendo que el espectador vaya sacando sus propias conclusiones pero sin generar confusión en su desarrollo. Entre tantas historias sobre la dictadura que venimos viendo desde hace varios años está bueno encontrarse con una que ofrece una mirada diferente y desde afuera, volviéndose algo novedoso e impactante.

La recreación de época está bien lograda con su vestimenta y ambientación característica para retratar a la clase alta de ese momento, como también la utilización de la música para acrecentar los instantes de tensión, suspenso y misterio, sobre todo cuando el protagonista se va acercando a aquellos secretos de la historia y política argentina que se esconden en personalidades empresarias, religiosas y militares, y su relación con la desaparición de su compañero.

Tal vez la película se pierde un poco en un ritmo algo pausado, pero nada que opaque la interesante crítica que le hace a la banca privada y a las altas esferas de la Argentina y su complicidad durante la dictadura militar, a través de una mirada extranjera y sutil pero que construye un clima perturbador y punzante. Un buen debut para el director suizo.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

Samantha Schuster

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