Crítica de «Beast» de Baltasar Kormákur (2022)
El hombre teniendo que confrontar los peligros de la naturaleza es uno de esos temas recurrentes en el cine. Desde desastres naturales hasta hombres enfrentando a depredadores en entornos inhóspitos, hubo, hay y habrá cientos de relatos para contar. El director islandés Baltasar Kormákur («2 Guns», «Contraband») parece ser un director bastante seducido por esta temática, ya que trató ambas perspectivas previamente en «Everest» (2015) y «Adrift» (2018) y ahora en la película que aquí nos reúne.
«Beast» es un relato que bien podríamos emparentar con aquella obra maestra dirigida por Steven Spielberg, llamada «Jaws» (1975), y que fue el modelo para todo un derrotero de largometrajes que intentaban emular la fórmula de personas comunes frente a depredadores salvajes con cualidades cuasi sobrenaturales.
El film nos presenta al Doctor Nate Samuels (Idris Elba), un viudo que busca reconectar con sus hijas y sus raíces, llevándolas a visitar donde conoció a su mujer en Sudáfrica. Allí, además de intentar reunirse y afrontar finalmente la pérdida de la matriarca, aprovecharán la ocasión para visitar una reserva de animales. No obstante, lo que empieza siendo un viaje de relax se convierte en una lucha por la supervivencia cuando un león que ha escapado de unos cazadores furtivos empieza a perseguirlos.
Probablemente no haya nada nuevo en lo que nos propone «Beast», una historia bastante arquetípica, donde se pueden anticipar las vueltas y los lugares comunes que transitará el guion. Dicho eso, también se nos ofrecerá un relato sin pretensiones que construye una tensión constante, unas actuaciones sólidas de Elba, Sharlto Copley, Iyana Halley y Leah Jeffries, así como también un entretenimiento pasajero con varios elementos que funcionan.
Por un lado, la puesta de cámara que propone Kormákur junto con el DF, Philippe Rousselot («Big Fish», «Interview With The Vampire») le otorga cierta distinción visual al asunto por medio de pequeños planos secuencia desperdigados durante todo el relato, dándole dinamismo a la experiencia y también propiciando el suspense. Asimismo, la decisión (algo que viene de la raíz de este tipo de relatos con la obra de Spielberg como bandera) de dejar gran parte del tiempo a la criatura fuera de campo también es algo que funciona para construir según lo que no vemos y tratar de agigantar esa amenaza latente.
«Beast» probablemente no gane ningún premio a la originalidad, pero sí resulta ser correcto en todas sus líneas, con un Elba sumamente comprometido con la causa, un manejo de la tensión más que convincente y un equilibrado uso del CGI, que logra ser correcto y economizado cuando la situación lo requiere. Incluso podríamos decir que la verosimilitud se ve más comprometida por ciertas situaciones extremas más que por el uso de la tecnología en los animales salvajes. Una propuesta que, sin sorpresas, entretiene con lo justo.
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Martín Goniondzki