Crítica de «Censor» de Prano Bailey-Bond (2021)

Últimamente las películas más interesantes que logran estrenarse tanto en cines como en plataformas digitales vienen de la mano de directores o directoras debutantes que no tienen más que un puñado de cortometrajes por detrás y un gran deseo de contar historias relevantes llenas de cuestiones personales o incluso puntos de vista de las situaciones sociopolíticas o culturales tanto de la actualidad como de épocas pasadas. El mainstream no es lugar para este tipo de historias ya que se encuentra sumido en un profundo letargo a base de secuelas, reboots y remakes de fórmulas probadas y productos exitosos. Es por ello que estos artistas se ven obligados a probar canales alternativos o casas productoras de aquellas que siguen apostando a nuevos talentos emergentes.

Prano Bailey-Bond es una directora británica que nos trae una ópera prima bastante atractiva y motivada que incluso se enmarca en uno de los géneros más interesados en hacer comentarios o reflexionar sobre la sociedad moderna. «Censor» se sitúa en la Gran Bretaña de 1985, aquella sumida en una profunda crisis económica bajo el gobierno de Margaret Thatcher. Una época bastante convulsionada donde el conservadurismo inglés buscó achacarle los problemas sociales, políticos y económicos, los cuales desembocaron en violencia y descontento generalizado, a un enemigo silencioso: el mercado del video hogareño. Como siempre, los actos de violencia se los atribuyeron a los films de terror, más específicamente a cintas de explotación, que circulaban en el circuito de video, cintas que el periodismo inglés catalogó como «video nasties». Así es como la British Board of Film Classification (BBFC) comenzó a censurar/prohibir una serie de películas de bajo presupuesto que se distribuían en el circuito hogareño: Muchos títulos fueron prohibidos mientras que otros eran fuertemente editados y censurados en sus secuencias más fuertes.

En este panorama es donde se desarrolla el largometraje y donde tiene lugar la historia de Enid (Niamh Algar), una censora de películas,que, tras la desaparición de su hermana a temprana edad, sumerge su angustia en este mundo laboral que busca salvar «la moral y las buenas costumbres». Enid vive con la cabeza puesta en el trabajo y no para de consumir películas bastante gráficas con el objeto de censurarlas. Al mismo tiempo busca lidiar con la decisión de sus padres de dar finalmente por fallecida a su hermana luego de varios años de su desaparición, para comenzar un período de duelo y sanación. En ese extraño momento comienza a investigar una película de esas que se cruza en su trabajo, donde le parece ver a una mujer muy parecida a su hermana. Tras este hecho decide investigar la cinta y entrar en ese mundo de la producción de films de terror en un peligroso camino donde comienzan a desdibujarse las fronteras entre la realidad y la ficción.

Prano Bailey-Bond no solo demuestra ser una gran narradora en está prolija ópera prima, sino que, además, logra brindarnos un relato de cine sobre cine que expone un gran amor por las películas de terror, homenajeando a varios títulos reconocibles (la cabaña que se ve en la historia recuerda un poco a la de «The Evil Dead», la fotografía por momentos surrealista/onírica recuerda al Peter Strickland de «In Fabric», hay otras referencias directas a los giallos de Argento, por solo nombrar algunas). Por otro lado, esta especie de mezcla entre «terror psicológico» y «terror político» logra dar justo en la tecla tratando de reflexionar sobre los efectos adversos de la censura en el arte y en la vida en general.

Enid comienza a ver como su vida tambalea y se divide entre la realidad y la ficción, haciendo que sea difícil distinguir entre una y la otra, logrando que sobre el final del relato esté al borde de la locura. Mientras que lidia con cuestiones familiares irresueltas y un asesinato en la ciudad donde el homicida parece haberse inspirado en un film que pasó bajo el escrutinio y la mirada de la propia censora, la película va creciendo en tensión hasta un climax realmente avasallante.

Niamh Algar logra una interpretación magnífica de esta inestable censora en un film efectivo que dialoga además sobre el dolor y la culpa. «Censor» es una maravillosa carta de presentación para Prano Bailey-Bond quien da un primer paso firme en el cine de género con un comentario sagaz sobre las prohibiciones impuestas en Gran Bretaña en los ’80.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Martín Goniondzki

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