Crítica de «Operación Overlord» de Julius Avery (2018)

La Segunda Guerra Mundial fue un período utilizado en el cine en una infinidad de ocasiones, dando los productos más variados y heterogéneos posibles. En esta ocasión, JJ Abrams produce este drama bélico con toques de ciencia ficción que se encarga de profundizar en un grupo de asalto norteamericano con la misión de tirar abajo una torre que va a permitir el desembarco en las costas francesas por parte de los Aliados, que desembocó en el famoso Día D. No obstante, la operación militar se verá complicada por una serie de experimentos nazis que se dan en la base militar que deben destruir.

Julius Avery («Son of a Gun») nos ofrece este relato fantástico que recuerda un poco a viejas películas del cine clase B, que en varias ocasiones coquetearon con la idea de zombies nazis y cuestiones similares. Es así como el director australiano nos otorga un largometraje sumamente entretenido y oscuro, que se encuentra a mitad de camino entre los films del estilo de «Dead Snow» (2009) y los videojuegos de la saga «Wolfestein». Un viaje intenso y adrenalínico que no da respiro a lo largo de sus 109 minutos. La obra brinda una introducción bastante extensa pero funcional, donde se nos presenta a los personajes y su misión, dejando en claro que estamos frente una historia bélica antes que todo. Y es que «Operación Overlord» es principalmente una cinta sobre la guerra y en segundo lugar una propuesta de horror con una porción acotada de este género durante parte del segundo acto y la totalidad del tercero. Un acercamiento interesante de Avery para acentuar las atrocidades de la guerra e ir introduciéndonos paulatinamente en el duro ámbito de la ciencia ficción.

El espectador irá entrando poco a poco en el relato por medio de escenas de acción interesantes y una intriga inherente a la propuesta bizarra prometida en principio. Además, cabe destacar el grupo de personajes arquetípicos pero no menos atractivos que son funcionales a la trama, tales como: Boyce, el soldado moralista (Jovan Adepo), Ford (Wyatt Russell), el desconfiado líder del escuadrón que odia a los nazis pero también teme lo que los aliados puedan llegar a hacer si descubren los experimentos, Chloe (Mathilde Ollivier), una joven francesa que cuida de su pequeño hermano y que en un principio se ve como una dama en apuros pero no tarda en convertirse en una mujer de acción y armas tomar, Tibbet (John Magaro), el soldado bromista que funciona como alivio cómico, Wafner (Pilou Asbæk), el despiadado miembro de la SS que los perseguirá y un clásico científico loco que experimenta con humanos al estilo del doctor Frankenstein (Erich Redman).

Todo este marco narrativo es acompañado de una excelente producción que contó con grandes recursos que no suelen verse en este tipo de relatos. Ya desde la secuencia inicial se hace uso del increíble despliegue técnico que va a tener la película, con una edición de sonido descomunal y unos efectos visuales totalmente agraciados, como es de esperar de Industrial Light & Magic («Star Wars», «Jurassic Park»).

«Operación Overlord» es una película que no pretende ser más de lo que es y solo se pone como aspiración entretener al público durante casi dos horas. Un film que sorprende por su premisa, por los efectos, las secuencias de acción y por intentar desarrollar un mensaje más allá de ser un producto que busca la mera recreación de la audiencia. Altamente disfrutable y para ver con amigos.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Martín Goniondzki

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