Crítica de “El delator” de John Ford (1935)
Seis años antes del estreno de esta película, tuvo lugar la primera entrega de los Premios de la Academia. Este largometraje de John Ford ganó cuatro estatuillas en 1936: Mejor actor (Victor McLaglen), mejor dirección, mejor guion (Dudley Nichols) y mejor música al multi-nominado y renombrado Max Steiner. Partiendo de esta base, el producto prometía ser de calidad y, sin dudas, se mantiene a la altura.
Situada durante el año 1922 y la guerra civil irlandesa, Gypo Nolan es expulsado de su ejército luego de desobedecer órdenes, quedando en la calle y sin dinero. Para sobrevivir, entonces, recurre a lo más bajo que cualquier persona puede hacer: delatar a un amigo, Frankie McPhillip (Wallace Ford), para poder cobrar 20 libras. Ante una abultada cifra como aquella, Gypo no pudo resistirse. Entonces, tratará de evadir las consecuencias por sus actos y, a su vez, la relación con su novia Katie Madden (Margot Grahame) será puesta a prueba.
Este film está lleno de referencias y metáforas, no solo poniendo sobre el tapete la postura del director en relación con su ideología política del tema tratado, además se apoya mucho en el catolicismo. Gypo Nolan, por ejemplo, es una representación de Judas Iscariote, el traidor bíblico. Luego, los personajes van intercambiando sus roles constantemente, aunque de una forma típica, pero logrando un dinamismo interesante de la trama.
Es difícil, casi 85 años después, juzgar las actuaciones de este film porque son, en cierto punto, exageradas. McLaglen se puso en la piel de un personaje que tiene que montar un engaño constante para evitar ser culpado como el delator, y es en ese punto que su performance parece digna de una comedia y no de un drama. Wallace Ford y Margot Grahame siguen la misma línea, pero a pesar de ello debe recordarse el año de la película.
A su vez, la dirección tiene aciertos interesantes, pero algunas escenas resultan graciosas y se nota que no debería surtir ese efecto. Sin embargo, John Ford logra manejar perfectamente una historia con aspecto circular, donde se nota su compromiso político y religioso. Además, la solidez del guion es un punto a destacar dentro de este largometraje.
“El delator” es, sin dudas, un film fechado. Su historia se desarrolla de forma dinámica y los diálogos poseen la seriedad que requiere la trama, aunque para el ojo del siglo veintiuno, las actuaciones podrían aparentar ser malas. Igualmente, John Ford brinda un producto más que interesante para cualquier persona que sea amante del cine clásico.
Puntaje:
Tráiler:
Franco Valente