Crítica de «Hell Fest – Juegos Diabólicos» de Gregory Plotkin (2018)

«Hell Fest – Juegos Diabólicos» es el más reciente experimento del subgénero slasher del terror cinematográfico que Hollywood tiene para ofrecernos. Lamentablemente no tiene mucho para otorgar, y para colmo llega poco tiempo después de la última entrega de la saga «Halloween». Está dirigida por Gregory Plotkin, producida por Gale Anne Hurd, con guión de Seth M. Sherwood, Blair Butler, y Akela Cooper.

La historia en principio tiene una premisa relativamente original: la acción transcurre en el contexto de un parque de diversiones temático que recorre distintas ciudades en Estados Unidos. El tema del popular establecimiento es, obviamente, el terror. Una escena introductoria al asesino enmascarado (Stephen Conroy) nos muestra su sencilla pero eficiente estrategia; aprovechando la ambientación del Hell Fest encuentra y mata a sus víctimas sin arriesgar sospechas. A continuación conocemos a nuestros protagonistas post-adolescentes, como es de esperar: Natalie (Amy Forsyth), quien se reencuentra con su mejor amiga Brooke (Reign Edwards), y su compañera de cuarto Taylor (Bex Taylor-Klaus). Más tarde se suman al grupo los respectivos novios de Brooke y Taylor, Quinn (Christian James) y Asher (Matt Mercurio), y un amigo de ellos, Gavin (Roby Attal). Los seis se embarcan en una salida al parque infernal (con pases VIP y todo), con la excusa de festejar el reencuentro pero también para que Gavin y Natalie puedan conocerse y ver qué onda. Claramente la noche no sale como esperaba ninguno de ellos, ya que también asiste el asesino (acreditado sencillamente como El Otro).

Más allá de su premisa y escenario, «Hell Fest» no presenta prácticamente nada nuevo para los seguidores del slasher. Si bien el subgénero no se caracteriza por su profundidad a niveles de historia o mensajes, hay ejemplos de obras que hacen un esfuerzo por presentar personajes atractivos, giros o simplemente violencia gráfica gratuita como para garantizar el entretenimiento del público – podemos pensar en diferentes sagas, desde «La Masacre de Texas» hasta «Saw» («El Juego del Miedo»), pasando por «Scream» o «Nightmare on Elm Street».

El problema del guión (increíblemente escrito por tres personas) es su linealidad y el hecho de que con el correr de la trama se vayan cumpliendo una tras otra las convenciones más esperables dentro del estilo. Recién sobre los segundos finales del film recibimos el elemento más revelador sobre El Otro, ya muy tarde y sin mucha relevancia, tal vez dejando abierta la posibilidad de una secuela.

Plotkin realmente hace lo mejor que puede con el material que recibió, así como los jóvenes actores y actrices. Quizá lo más desaprovechado sea el trabajo de producción de Hurd, conocida por su labor en «The Walking Dead». El parque en sí es la mayor atracción y lo mejor logrado, presentándose inicialmente como algo “tradicional” (incluyendo hasta juegos de kermese inofensivos), para después introducirnos a otro sector, mucho más perturbador, rozando el mal gusto por partes. Todo presenta trabajos de maquillaje, ambientación e iluminación excelentes, que a su vez dan la excusa para gran parte de los jump scares de la película. Otro gran elemento desaprovechado es la presencia de Tony Todd, conocido por sus papeles en «Candyman» y «Destino Final», quien aquí no tiene mucho más que un cameo como el maestro de ceremonias del Hell Fest.

Para resumir, «Hell Fest» puede llegar a entretener un rato – y de a ratos – siempre y cuando no nos hagamos demasiada ilusión.

Puntaje:

 

 

Trailer:

 

Bruno Jara

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