Crítica de «Fatman» de Eshom Nelms y Ian Nelms (2020)
Los hermanos Nelms dirigen su tercer largometraje interpretado por Mel Gibson que, tras varios años de ausencia en la industria cinematográfica por sus dichos antisemitas, parece estar volviendo paulatinamente. En 2020 protagonizó dos films «Boss Level» y el que aquí les presentamos que pueden ver por Cining. «Fatman» es un relato con un concepto atractivo que se queda exactamente en una buena idea con una ejecución regular.
El largometraje se centra en Papá Noel (Mel Gibson), pero una versión poco ortodoxa y bastante diferente a la que pintan las historias navideñas. Al señor Chris Kringle se lo ve desanimado mientras observa como su negocio se hunde debido a que la juventud ya no cree en su persona. Mientras lidia con este problema y con el gran número de empleados que posee, también deberá enfrentar a un matón contratado por un niño de 12 años (Chance Hurstfield) que quiere asesinarlo tras haber recibido carbón en Navidad. No es la primera vez que observamos una versión diferente más desencantada y alejada del espíritu navideño de Papá Noel/Santa Claus, de las más recientes tenemos a la de Billy Bob Thorton en «Bad Santa» (2003), aunque «Fatman» busca más llevarlo hacia el thriller de acción.
El problema es que lo que parece que va a ser una película que aproveche lo absurdo de su premisa, termina tornándose en algo que busca un tono entre lo serio y lo irreverente sin lograr ninguna de las dos cosas que se propone. Gibson parece cómodo con su papel, pero es rehén de ese tono ambivalente que no se decide por cuál camino ir. El film debería haber utilizado esas cuestiones políticamente incorrectas, como un Papá Noel fabricando armas para el ejército norteamericano o las quejas del protagonista hacia el gobierno estadounidense que no le paga lo suficiente para cumplir con su tarea anual, al igual que ese niño caprichoso e insufrible de clase alta que quiere a toda costa salirse con la suya, que es llevado al absurdo desde el registro de Hurstfield pero no desde su rol en el guion.
«Fatman» es una película fallida que tenía un potencial para explotar pero que se vio perjudicada por tomarse demasiado en serio al asunto y/o no decidirse por ir hacia una irreverencia mayor. Un relato bastante deslucido y olvidable donde ni Gibson ni el resto del elenco pueden sacar adelante un guion anodino sin mucho para decir.
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Martín Goniondzki