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Crítica de «Intriga Internacional» de Alfred Hitchcock (1959)

«Intriga Internacional» es uno de los tantos clásicos que generó Alfred Hitchcock durante el período norteamericano de su carrera. A esta joya del suspenso se la considera la madre del cine de espías, de sagas como «James Bond» o «Mission Impossible».

Roger O. Thornhill, un publicitario, es confundido con un agente del gobierno y perseguido sin descanso por un grupo de espías que vende secretos de estado a la Unión Soviética. Acusado del asesinato de un diplomático, pronto empezará a ser asediado también por las autoridades. Su única opción será huir.

El encargado del papel del ejecutivo del mundo de la publicidad es el carismático Cary Grant, que da toda una exhibición de su poderío actoral y su gracia. James Stewart estuvo muy interesado en protagonizar la película, pero Hitchcock le culpaba del fracaso comercial de «Vertigo», debido a su rostro demasiado abatido. La MGM quería a Gregory Peck, pero finalmente el Rey del Suspenso acertó contratando a Grant.

Con respecto a la protagonista mujer tenemos a Eva Marie Saint, otra de las debilidades de Hitchcock. Eva termina redondeando un buen papel, aunque su personaje peca de ciertos lugares comunes-

«Intriga Internacional» o» Con la muerte en los talones», según el origen de la traducción, resume a la perfección los elementos del cine hitchcockeano y del género del espionaje. Logra sentar las bases para futuros blockbusters y films de acción.

Pero también consigue tener un timing muy moderno, ya que puede combinar intriga, acción y humor, en dosis adecuadas. Esto es gracias a, tal vez, uno de los mejores guiones de todos los tiempos llevado a cabo por Ernest Lehman, guion que le valió una nominación al Oscar a la película, junto a Mejor Montaje y Mejor Dirección Artística. La trama nos sumerge en una cacería. En un juego del gato y el ratón en el que el personaje de Cary Grant va siguiendo los designios de su destino.

Otro de los logros de ese imprescindible film es el impacto visual de varias de sus secuencias como: Thornhill corriendo en un campo mientras una avioneta de fumigación lo ataca; o la escena rodada en la sede de la ONY; y la persecución final en el Monte Rushmore.

Un aspecto que agrega a la concepción de obra maestra para esta película es la música de Bernard Herrmann, al mismo nivel de sus icónicas bandas de sonido en «Psycho» y «Vertigo».

Una de las películas más entretenidas del aclamado director de cine Alfred Hitchcock. Un thriller tenso y divertido. De esas que todo cinéfilo tiene que ver. Un clásico inolvidable.

PD: ¡Gran cameo no acreditado del director en la secuencia inicial, descúbranlo!

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Sebastián Manestar

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