CINE

Crítica de “La Caza” de Thomas Vinterberg (2012)

El cineasta danés Thomas Vinterberg saltó a la fama al realizar la multipremiada película “La celebración” (“Festen”), considerada la primera del Dogma 95. Para los que no lo saben, el Dogma fue un movimiento fílmico vanguardista creado por Lars Von Trier y el mismísimo Vinterberg, que nació como respuesta al cine hollywoodense, en el que algunas reglas eran filmar con cámara en mano, no usar música ni iluminación artificial, no utilizar decorados, etc. “La celebración” explora un terrible drama familiar que más tarde sentaría algunas de las bases de la filmografía del director.

Luego, en 2012, Vinterberg trajo otra grandísima obra al mundo del cine, ya más alejada de las reglas impuestas en el manifiesto del Dogma 95. Estamos hablando de “La caza” (“Jagten”). Esta nos presenta a Lucas (Mads Mikkelsen), un hombre de cuarenta años recientemente divorciado, quien todos los días acompaña a la pequeña hija de un amigo a la guardería infantil donde él mismo trabaja, en un pequeño pueblo de Dinamarca donde todos se conocen. El disparador de esta cinta es cuando la niña da a suponer que Lucas abusó sexualmente de ella. Aquí empezarán los problemas para el hombre, quien pierde el apoyo de sus compañeros, una novia, el padre de la niña, y es rechazado por toda la comunidad.

Existen muchísimos filmes sobre violaciones y abusos, pero pocos tan cuidadosa y genialmente abordados como en “La caza”. Con un hilo narrativo y un control de los puntos de tensión extraordinarios, Vinterberg mete de lleno al espectador en esta terrible historia en la que por momentos no sabe qué creer ni de qué lado ubicarse. Mads Mikkelsen actúa con la mirada. Simplemente, un plano a sus ojos es más fuerte que cualquier frase elaborada. No por nada ganó el Premio a Mejor Actor en el Festival de Cannes. Un trabajo perfecto para el actor danés de ya reconocimiento mundial.

El muy buen trabajo de cámara para determinadas situaciones que lo apremian es para destacar en la cinta, ya que tales escenas no producirían el mismo efecto si no hubiesen sido filmadas de esa manera. La fotografía y la música van a tono con la película de manera correcta, siempre en este clima agobiante, en este incómodo drama psicológico en el que nos arrastra el director, donde no sabemos cómo colocarnos desde lo emocional, manipulándonos con marionetas ante semejantes sucesos.

Sin embargo, la película se centra en el repudio social, en saber cómo proceder en caso de una acusación de abuso infantil, en la paranoia, en el aislamiento, y tantas cosas más que Vinterberg explora con absoluta facilidad. Es un drama sobre abuso infantil, pero nada que ver a cualquier otra que se haya visto.

En conclusión, “La caza” es una de esas cintas que incomodan desde el comienzo solamente por su temática, con una carga psicológica terrible no solo en los personajes, sino también que repercute en el mismo espectador, que pone en manifiesto el beneficio de la duda, que hace reflexionar, y todo esto gracias a una excelente labor de Mads Mikkelsen y una magistral dirección de Vinterberg.

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Manuel Otero

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