Crítica de “Luces de la ciudad” de Charles Chaplin (1931)

Un idealismo romántico a prueba de balas. En cierto modo, «Luces de la Ciudad» era también un homenaje y una sentida despedida al cine mudo. No solo por ser un film de slapstick filmado en plenos inicios del sonoro sino porque algunas de sus escenas evocan claramente a rutinas típicas del género.

“Luces de la ciudad” («City Lights») es una película escrita, dirigida e interpretada por Charlie Chaplin, cabe señalar que fue la primera de cine sonoro para Chaplin. La partitura de música sincronizada ayuda al movimiento de esta comedia la cual fue compuesta por él mismo y arreglada por Arthur Johnston.

Cuenta la historia de un joven vagabundo (Charles Chaplin), quien conoce casualmente a una vendedora ambulante de flores ciega (Virginia Cherill), de la que se enamora. Pasa mil y un avatares para conseguir dinero y ayudarla para que pueda someterse a una costosa intervención quirúrgica de la vista.

Una comedia romántica tan sencilla como hermosa; de las que te hacen creer que aún existe gente buena. Incluye algunos elementos sonoros momentáneos, pero en ningún momento diálogos hablados. Continúa la misma línea de trabajos anteriores, en cuanto a gags visuales, el humor, drama, romance, pobreza, y su crítica social pero además es sobre la amistad y el amor incondicional, es muy divertida, pero también hasta el punto de que puede pecar de ser una sucesión de gags.

Plasma el amor y las adversidades que se sufren, así como las tonterías que se cometen estando enamorado que son descritas de una manera hilarante. Nos recuerda parte de la locura que cada ser humano posee respecto a este tema, el film mezcla géneros de comedia, drama y romance con una delicadeza inigualable. Las escenas entre Chaplin y Virginia Cherrill son profundamente emotivas.

El galán romántico, capaz de ganarse el amor de su amada sin poseer belleza física, ni dinero, ni posición social. Simplemente con la sinceridad de sus sentimientos, junto a su alegría contagiosa y la certeza de que, pese a las dificultades, siempre se va a ganar la batalla a las miserias cotidianas.

No obstante, la clave de todo el film es la escena final. Toda la película se construyó alrededor de este momento: el reencuentro de la florista, que ha recuperado la vista, y el vagabundo. El instante en que ella le coge de la mano y le reconoce por el tacto es uno de los instantes más bellos y mágicos de la historia del cine.

En síntesis, «Luces de la ciudad» muestra el amor con humildad, lo sincero, lleno de poesía y ajeno al egoísmo, todo lo que se puede llegar a hacer por una persona sin esperar nada a cambio, en alguien lleno de ternura como ofrece el personaje principal, un hombre sin recursos, tímido pero enamorado, en donde lo visual prevalece sobre el sonido. De las mejores de la historia del cine de esa época, de las más bella, de las más emotiva, que te divierte apelando a la espontaneidad y sencillez.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Noelia Giacometto

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