Crítica de «Memorias de un Caracol» de Adam Elliot (2025)
Una de las cintas nominadas a los Oscar en la categoría Mejor Película Animada fue «Memorias de un Caracol», una tragicomedia australiana hecha en stop-motion, que llega hoy a los cines argentinos. Y si bien no obtuvo el premio de la Academia, sí recibió varios galardones en otros festivales como Annecy, específico de animación, o Sitges.
Situada en los años 70′, la película se centra en Grace Pudel, una niña solitaria e inadaptada, que encuentra en la colección de figuras decorativas de caracoles una forma de sobrellevar la pérdida de seres queridos, el bullying y la tristeza. Cuando su padre muere, es obligada a separarse de su hermano mellizo, Gilbert, la única persona con la que tiene vínculo, dejándola en un espiral de angustia y ansiedad. Sin embargo, recobra la esperanza cuando conoce a una excéntrica anciana que le cambiará su vida.
«Memorias de un Caracol» es de esas películas extremadamente dramáticas pero que terminan dejando una buena sensación en el público por los lindos mensajes que transmite sobre la vida, los vínculos familiares y los que creamos a lo largo del camino, y por defender y animarse a hacer lo que a uno le gusta, sin importar la edad o el momento en el que uno se encuentra.
Inspirada levemente en la vida del propio director y guionista, la protagonista va repasando su infancia hasta la actualidad, donde tuvo que atravesar una gran cantidad de obstáculos. No fue suficiente solamente con alguno, sino que cuando uno cree que no puede pasarle nada más triste, algo nuevo ocurre.
Esto está muy bien acompañado desde la animación con la técnica stop-motion y los colores elegidos para contar la historia, priorizando lo más oscuros y opacos, para darle ese dejo de tristeza, soledad y nostalgia que caracterizan a la vida de la protagonista.
El elenco de voces también hace un buen trabajo para transmitir esas sensaciones, con Sarah Snook dándole entidad a Grace Pudel; Kodi Smith-McPhee como su mellizo y Eric Bana que realiza un personaje secundario.
En síntesis, «Memorias de un Caracol» es de esas películas animadas bien para adultos, que utiliza la técnica stop-motion para contar una historia llena de tragedia, angustia y drama pero que, a pesar de todo, elige centrarse en el lado luminoso de la vida. Nos deja lindos mensajes sobre la familia, el destino y las relaciones que uno hace en el camino, que a veces lo llevan a uno a potenciarse y animarse a cumplir sueños. Nos obliga a salir del caparazón y a emprender un viaje que nos conecta con nuestras emociones.
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Samantha Schuster