Crítica de «Moonage Daydream» de Brett Morgen (2022)
Tras su paso por el Festival de Cannes, el nuevo trabajo documental de Brett Morgen («Cobain: Montage of Heck», «The Kid Stays in the Picture») se estrena en nuestras salas. «Moonage Daydream», una propuesta que se propone desentrañar la figura del mítico David Bowie, a través de un enorme material de archivo compuesto por numerosas entrevistas, presentaciones en vivo, películas y diversas secuencias que se dieron durante la vida del inquieto y gigantesco artista británico.
Es bastante complejo adentrarse en la vida de una figura considerablemente influyente como la de Bowie, un artista tan completo y diverso como enigmático, cuyo proceso creativo era tan vasto como ecléctico. «Moonage Daydream» (título que lleva una de las canciones más geniales del disco «The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars») propone una aproximación diferente y completamente original a la figura del cantante londinense. Estamos ante una gran experiencia cinematográfica que mezcla diversos materiales de la obra creativa y musical de David Bowie en busca de una línea discursiva que se va construyendo poco a poco, a medida que va avanzando el relato. El documental va sacando a la luz imágenes inéditas, testimonios del propio Bowie y una gran variedad de imágenes que van desde conciertos, fotografías, obras pictóricas, películas que se van yuxtaponiendo en busca del sentido o la apreciación personal que tiene el propio Morgen del artista.
El tremendo y ciclópeo trabajo de montaje que lleva a cabo el director, fue un arduo camino que llevó más de cinco años y que contó con el respaldo y la complicidad de familiares, colaboradores y allegados de Bowie. El documental es una muestra desafiante y abrumadora que sirve para mostrar una imagen parcial del enorme talento del cantante y quizás en ese aspecto se queda corto. No obstante, en ningún momento el largometraje busca ser un testimonio o un clásico ejercicio expositivo que pinte de principio a fin la vida de la figura retratada, sino más bien rendir homenaje al legado musical que nos otorgó el artista inglés. En ese sentido cumple con creces y funciona como una especie de exhibición de la cosmovisión del Duque Blanco sobre su filosofía de vida, su manera de ver el arte y las relaciones humanas. Todo eso obviamente adornado con un montón de canciones representativas y mega populares que marcaron un quiebre en la escena musical del siglo XX. Morgen, que contó con un acceso total a la bóveda del archivo de los herederos de Bowie, supo aprovechar ese inmensurable y valioso material, dándole una coherencia y una cohesión maravillosa sin caer en el simplismo de contar de principio a fin la vida de la estrella, en orden cronológico y de forma lineal sino entrando en una especie de juguetón Cadáver Exquisito digno que por momentos sobrecoge, deslumbra y emociona.
«Moonage Daydream» es una montaña rusa audiovisual que sorprende por su lirismo y emotividad, pero también por proponer un acercamiento diferente a un artista incomparable. Cabe destacar que el documental fue concebido para ser visto y apreciado en IMAX (incluso tuvo/tiene algunas proyecciones limitadas en nuestro país en dicho formato) y disfrutar en todo su esplendor con un sonido y una imagen alucinante.
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Martín Goniondzki