Crítica de «Rápidos y Furiosos 9» de Justin Lin (2021)

20 años pasaron de la primera entrega de «The Fast and the Furious» (2001), aquella película que mezclaba el mundo de las picadas callejeras clandestinas y una trama policial. Difícilmente por ese entonces sus realizadores hubieran imaginado que aquella pequeña película iba a mutar en una saga multimillonaria con 9 entregas y una décima en camino, que además desafiaría sus inicios convirtiéndose en películas de acción del estilo «heist movie» y algunas entregas a lo James Bond con subtramas de espías, traiciones y otras yerbas.

Por momentos también tenemos personajes sobrehumanos que desafían las leyes de la física, al estilo superhéroes modernos que entrega a entrega continúan torciendo y desdoblando el verosímil continuamente. La fuerza de los productores y directores de turno parecen estar puestas en ofrecer entretenimientos cada vez más gigantes, bombásticos y pirotécnicos con escenas de acción increíbles y elaboradas, en lugar de enfocarse en construir historias inspiradas con guiones más sólidos de base. Sin embargo, parece que todo esto les sigue funcionando y cada vez tenemos más eventos sorprendentes que rozan lo risible y absurdo. En esta entrega incluso hay un par de personajes que viajan al espacio para evitar que un software maligno logre transmitirse a un satélite que pondría en jaque la seguridad mundial. Pero bueno también es culpa de los espectadores pedirle demasiado a un film que tiene un nueve al lado de su título. Un título que decide ser breve (F9 su título original) siendo lo único ídem en todo el largometraje el cual tiene una duración de 142 minutos.

Si mencionamos lo de torcer el verosímil, no es un dato menor o puramente arbitrario, ni tampoco un hecho que se circunscribe únicamente a las escenas de acción que desafían las leyes de la física o el sentido común sino también a personajes que estaban muertos que «reviven» con flashbacks poco convincentes o parientes que aparecen de la nada y vuelven a la carga para tratar de renovar una franquicia que ya está bastante gastada y que busca reírse de sí misma para seguir andando algunos kilómetros más.

Así y todo, con mucho humor y algunas dosis de autoconsciencia, la saga sigue ofreciendo más de lo que buscan sus fanáticos con algunas secuencias de acción bastante elaboradas, explosiones, tiros y luchas a puño limpio. La vuelta de Justin Lin (el director de las entregas 4, 5 y 6), hace que la experiencia sea un poco más placentera que en la cinta anterior ya que justamente fue él quien le había encontrado la vuelta para revivir la saga en su primera incursión, y aquí nos tiene preparadas algunas «sorpresas» que sin resultar demasiado novedosas sacan alguna que otra sonrisa al espectador que viene siguiendo a este grupo hace algunos años.

«Rápidos y Furiosos 9» sigue brindando algunos momentos de entretenimiento pochoclero sin pretensiones, pero claramente ya se nota bastante forzada en algunos aspectos como para seguir extendiendo la franquicia por mucho tiempo más. Lo más atractivo de este capítulo, está dado en la espectacularidad a la que nos tiene acostumbrados Lin y en el humor creado en base a la autoconsciencia del delirio y a su desfachatez para seguir cruzando la línea hacia lo inverosímil. Aquel que venga a esta NOVENA parte en busca de algo más de sustancia mejor abstenerse.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Martín Goniondzki

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