Crítica de «Yes, God, Yes» de Karen Maine (2019)

«Yes, God, Yes» es la ópera prima de Karen Maine, que adapta un cortometraje homónimo que había realizado previamente dos años antes. La película pasó por algunos festivales el año pasado, como por ejemplo el SXSW y en general tuvo una buena recepción del público y la crítica. Probablemente su paso por el cine iba a ser limitado y no mucha gente fuera del ámbito cinéfilo hubiera oído hablar de ella, pero con la pandemia que afecta al mundo entero durante este 2020, la obra llegó al streaming y los formatos físicos de manera más acelerada a partir del pasado 28 de julio.

El film pertenece a ese poblado subgénero de films Coming of Age, que últimamente viene dando los relatos más interesantes que pudimos ver en los últimos años con respecto a ciertos tópicos actuales tales como la sexualidad femenina y la igualdad de derechos. Por solo mencionar algunos films bastante acertados tenemos «Booksmart» (2019), que también vino a explorar la visión femenina de la secundaria y la adolescencia, «Lady Bird» (2017) y «The Edge of Seventeen» (2016), que también supieron expandir el subgénero que venía dominado más que nada por las experiencias masculinas desde hace varias décadas.

El largometraje sigue a Alice (Natalia Dyer), una adolescente de un pequeño pueblo del oeste norteamericano que transita por la adolescencia a principios de los años 2000. La joven asiste a una escuela religiosa, católica para ser precisos, donde le transmiten la palabra de Dios y sus tutores están más preocupados en adoctrinarla que en asistirla o informarla sobre la pubertad y todos los cambios que trae aparejada esa etapa. De hecho, cuando los alumnos empiezan su despertar sexual les dan una clase donde les explican cómo reprimir sus impulsos y donde intentan exponer de forma machista y poco precisa las diferencias entre las «necesidades» que tienen los hombres y las mujeres y sus respectivos grados de «complejidad». Alice cada vez se encuentra más confundida y no sabe en quien apoyarse para comprender qué es lo que le está pasando. Su familia no la tiene muy en cuenta más que para ir a la Iglesia, y sus amistades no son del todo confiables. Un día en una sala de chat, comienza a hablar con un extraño y casi accidentalmente descubre la masturbación. Inmediatamente, siente culpa por toda la educación religiosa que tuvo durante tantos años y decide anotarse en un campamento católico que organiza la misma escuela a la que asiste. Es en ese lugar donde irá descubriendo que todos sus tutores y compañeros predican una cosa, pero esconden otras, y donde casi sin querer descubrirá cómo liberarse de las ataduras con las que fue educada.

Esta pequeña pero atractiva indie dramedy o comedia dramática sirve como un claro reflejo de la sociedad occidental y cómo algunas costumbres religiosas arcaicas siguen todavía vigentes en la modernidad. A su vez, se explican sus mecanismos para generar culpa en relación a la sexualidad, principalmente en las mujeres. Por otro lado, también sirve como un retrato bastante honesto y acertado de la adolescencia con todas sus tribulaciones y etapas confusas. Natalia Dyer, que viene de interpretar a Nancy Wheeler en «Stranger Things», aquí se luce con una magnífica composición bastante sentida y lograda. También cabe destacar el trabajo del genial Timothy Simons («Veep») que hace un buen trabajo como el padre Murphy.

Mención especial para Susan Blackwell, que tiene una breve participación como Gina, una dueña de un bar, que termina siendo una pieza clave para que Alice pueda comenzar a independizarse de algunas cuestiones. Una de aquellas figuras que terminan siendo mentores/as involuntarios de los jóvenes dando aquellos mensajes que necesitaban escuchar ellos mismos cuando eran jóvenes pero nadie se atrevía a hacerlo.

Asimismo, la directora y guionista, Karen Maine, nos brinda un film entretenido pero que también se toma su tiempo para reflexionar, y donde también nos otorga algunas escenas memorables repletas de sinceridad y perspicacia.

«Yes, God, Yes» es una de las películas más interesantes que nos llegan durante esta cuarentena. Un relato que se nutre de una visión fresca de la adolescencia y de como muchas veces no nos damos cuenta cómo ciertos mecanismos de las religiones nos condicionan desde chicos. Un film para celebrar y enseñar a los jóvenes.

La película se puede ver en https://www.cinemarkhoyts.com.ar/cineonline.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Martín Goniondzki

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