“El Método Kominsky”, una comedia con sabor a drama

Creada por Chuck Lorre (“Two and a half Men”, “The Big Bang Theory”), “El Método Kominsky” se centra en Sandy Kominsky, un actor entrado en años que, a pesar de haber tenido mayor éxito en Hollywood, ahora se encuentra entrenando a jóvenes actores en su propio estudio. Lo acompaña su fiel amigo y representante Norman Newlander, quien está pasando sus propios problemas con su mujer enferma.

“El Método Kominsky” es una tragicomedia de ocho capítulos de alrededor de media hora que logra, de una manera muy hábil, encontrar un equilibrio entre la comedia y el drama. Sobre todo en los primeros episodios, la serie te puede hacer reír y llorar en la misma escena. Luego se vuelve más divertida que conmovedora, pero de todas formas consigue tratar temas serios de una manera amena. Entre otras cuestiones, aborda la temática de la muerte, enfermedades como el cáncer, la dificultad de las personas de la tercera edad para tener citas y volver a conectar con alguien, el duelo luego de la pérdida de un ser querido, los vínculos con los hijos, la religión, entre otros asuntos.

El guion de “El Método Kominsky” es muy inteligente, lleno de humor negro, incisivo y ácido, que proviene también de la composición de sus protagonistas. Mientras que Sandy es una persona más centrada, pero egoísta y narcisista, que no registra a la gente importante que se encuentra a su alrededor, Norman es por momentos detestable, que dice lo que se le pasa por la cabeza, cascarrabias, pero en el fondo busca ayudar a quienes quiere. Si bien seguro es una persona difícil de tratar, sin dudas es un personaje divertidísimo para ver.

En este sentido, hay que resaltar la labor de sus protagonistas. Michael Douglas como Sandy y Alan Arkin como Norman no solo consiguen retratar a sus personajes a la perfección, sino que logran generar una gran química entre los dos, un vínculo de camaradería y fraternidad poco visto en la televisión a esa edad. El resto del elenco acompaña de buena forma, ayudando a que sus roles principales se luzcan en las distintas situaciones que se les presentan.

En este caso, Chuck Lorre nos ofrece una comedia un tanto distinta a lo que nos tiene acostumbrados. Sin bajar su calidad ni su nivel, propone una comedia llena de drama, donde los argumentos centrales son tan serios como la vida misma. Una oportunidad para tratar estas temáticas desde el lugar del humor negro y ácido, de la mano de dos grandes y versátiles actores como lo son Michael Douglas y Alan Arkin.

Trailer:

 

Samantha Schuster

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