Entrevista a Juan Schnitman, director de «Sangre»
El director Juan Schnitman, quien en 2015 nos sorprendió con «El Incendio», estrenó la semana pasada en Cine.ar Estrenos su nueva película «Sangre», un thriller erótico donde vuelve a ahondar en las relaciones amorosas complejas con un dejo de violencia y obsesión.
«Sangre» se centra en un marino mercante que comienza a trabajar en un buque petrolero que va y viene entre Buenos Aires y Rosario. En cada una de estas ciudades entablará una relación con una mujer distinta. Es así como en su vida empezará a despertarse una obsesión cada vez más latente a la hora de manejar ambos vínculos.
Con motivo del estreno, en Cinéfilo Serial tuvimos la posibilidad de entrevistar a Juan Schnitman para que nos cuente más acerca de la idea del largometraje, cómo se fue construyendo su clima de tensión constante y qué otros proyectos tiene en mente.
– ¿Cómo surgió la idea de realizar «Sangre»?
– Creo que sobre todo porque extraño el cine como entretenimiento para adultxs, bien lejos de las matanzas sin sangre de Disney y los romances castos con adolescentes vampiros. También porque la escena de sexo y violencia de «El Incendio» me plantó una duda y un desafío: ¿Se puede narrar una película a partir de escenas con contenido sexual o erótico? ¿Podemos hacer que esa escena que las películas todo el tiempo intentan eludir sea el plato principal?
– ¿Desde el comienzo supiste que iba a ser un thriller erótico o cómo se fue construyendo el tono?
– La idea de lo erótico y sexual en la película estaba desde un comienzo, pero más con la idea de cruzarlo con el melodrama, algo que ocurre sobre todo en la parte media del film. Creo que recién al final la película se decide del todo por el thriller, la acción y la violencia.
– ¿Cómo fue la convocatoria de este elenco tan internacional? Con Juan Barberini ya habías trabajado previamente en «El Incendio» y «Rompiente», ¿ya pensaste en él desde la elaboración del film? ¿Cómo fue en el caso de los demás?
– Sí, Juan siempre fue parte de «Sangre». Es tan así que compartimos la autoría de la historia de la película, que luego escribí junto a Agustina Liendo. Desde «El Incendio» nos hemos hecho muy amigos y compartimos proyectos creativos siempre que podemos. Este año también estrenamos un mediometraje, «Rompiente», en el que él también es uno de los protagonistas.
A Natalia la conocí a través de Carlos Marques Marcet, un director catalán que conocí en un festival en Rumania (cuando la gente se pregunta para qué sirven los festivales, cosas como esta son parte de la respuesta). Allí vi «10.000km», su ópera prima, y quedé cautivado por la actuación de Natalia. Así que él nos presentó, nos escribimos un poco y luego ella vino a una Comic Con en Buenos Aires. Comimos asado y charlamos por horas. Al día siguiente le mandé el guión y por la tarde nos encontramos otra vez y me dijo que sí, que quería hacer la película. Natalia es un personaje único, una mezcla de energía exultante y precisión quirúrgica. Que pasó de ser niña actriz en «Un gran chico», a hacer giras por Inglaterra con obra de Shakespeare a hacer 6 temporadas de «Game of Thrones». Pero sobre todo es una actriz que se adapta muy bien a cualquier situación, que siempre está de buen humor y que hace la vida en set sea más divertida. A Bella Camero me la recomendó una actriz amiga brasilera y a Dirk Martens nos lo propuso nuestro co-productor alemán.
– La película se caracteriza por tener, en su mayoría, un clima tenso, que va creciendo en intensidad a medida que se desarrolla la trama, ¿cómo trabajaste con los aspectos técnicos para que esto se vea reflejado en pantalla?
– Para ir en esa dirección todo tenía que estar bien alineado. Desde la puesta en escena tratamos de trabajar angulaciones levemente picadas siempre que era posible. La idea detrás de esto era oprimir a los personajes, aplastarlos contra fondos en los que el horizonte apenas aparece. Hay otros momentos clave de la trama que me encanta filmar en planos únicos, momentos en los que los actores tienen chance de desplegar matices y cambios repentinos, en los que podemos presenciar sin cortes los pensamientos, cambios y manipulaciones de los personajes. El plano secuencia genera una tensión extra en el espectador, sin necesidad de que se dé cuenta técnicamente de que es un plano secuencia. La falta de corte suma riesgo, un riesgo que se emparenta con la experiencia teatral, en la que todo puede fallar de un momento a otro.
En cuanto a la imagen, hicimos un trabajo en conjunto de la DF Soledad Rodríguez, el arte de Marina Raggio y el vestuario de Flora Caligiuri. Juntxs intentamos trabajar con una paleta de colores acotada y expresiva, que se hiciera cargo de las emociones y la intensidad que la película propone.
Con respecto al sonido, junto a Santiago Fumagalli y el mezclador Paulo Gama tomamos la decisión de apuntar a un contínuo, un sonido que no tiene cortes duros en ningún momento, sino que todo el tiempo se transforma. Esto acompaña a una historia que acumula tensión y da la sensación de algo que no se puede detener. Por último, la música de Paloma Peñarrubia agrega una capa de melodrama, intensidad y desequilibrio.
– ¿Cuál fue el mayor desafío del rodaje?
– Si bien uno podría pensar que fueron las escenas eróticas y sexuales, para mí fue más desafiante filmar las escenas de violencia. Seguramente porque tenía poquísima experiencia en este tipo de escenas. En ese sentido, Marcos Berta, quien estuvo a cargo de los efectos especiales y las prótesis, fue de gran ayuda a la hora de diseñar la puesta en escena para esos momentos.
El otro desafío fue filmar en el delta del Tigre. Si filmar ya de por sí es una tarea absurda; hacerlo con calor, humedad, nubes de mosquitos y a merced de las mareas bordea lo ridículo. Por ejemplo, el último día de rodaje en una de las islas, justo después de la última toma, empezó a caer una lluvia torrencial con sudestada incluída. Bajo ese temporal y ya de noche los técnicos cargaron un barco con infinidad de equipos pesados y metálicos, los cuales luego bajamos entre todxs en el muelle inundado de otra isla, en la que estaban las cabañas en las que dormíamos. Otros barcos más pequeños nos pasaban a buscar y tenían que atravesar un Paraná de las Palmas tumultuoso y cruzado por rayos cercanos. Eso es filmar en el Delta, una aventura pseudo Herzogiana, con algo de gesta épica y mucha incomodidad.
– En tu película anterior habías abordado los conflictos de un matrimonio a través de la violencia. Ahora volves a ahondar en los vínculos amorosos desde la obsesión. ¿En qué sentido te llaman la atención estas temáticas? ¿Qué es lo que te gusta mostrar o analizar en el cine?
– Con el correr de las películas me voy dando cuenta de que es lo que se repite. Me interesa analizar las zonas oscuras de las parejas y relaciones sexo afectivas, los momentos límites en los que la cordura desaparece y afloran los sentimientos más básicos. Para mí el cine es una máquina narrativa, un intento ampuloso, y en general caro, de comunicarse con mucha gente a la vez. Y encontrar el tono justo en esa comunicación es como tratar de hacer funcionar un motor lleno de engranajes en tensión, que pugnan por escaparse y destruirlo todo.
– ¿Qué significa que la película se estrene directamente en Cine.ar Estrenos? ¿Preferís que se vivan las sensaciones en una sala o que la cinta pueda llegar de forma más masiva a los argentinos?
– No creo que haya una dicotomía en la segunda pregunta, las estadísticas nos están mostrando que el público está viendo mucho menos las películas estrenadas online en Cine.ar que lo que se podría esperar en un estreno comercial en salas. Me refiero específicamente a las entradas pagas en Cine.ar Estrenos, ya que me resulta muy difícil comparar una pasada en TV o el streaming gratuito a una entrada de cine comercial.
Hay algo muy lindo en el federalismo de este tipo de estrenos, pero la falta de estreno en sala me hace mal al alma, a decir verdad. Esa función en la sala grande del Gaumont la voy a extrañar muchísimo. El estreno online con 8 semanas garantizadas en Cine.ar Estrenos por un lado te permite una comunicación más relajada, ya que no tenemos que salir a matar o morir en ese primer fin de semana para ver en cuántas salas quedamos. Genera una forma de difundir la película que permite la acción directa: ves un posteo de la película con el link a Cine.ar y listo, lo cliqueaste y ya tenés acceso. Eso tiene algo positivo, que nos acerca al público. Pero cómo evitar pensar en el ritual del cine, en el momento en que la sala se oscurece, en las expresiones sutiles de quienes están en la sala que modifican nuestra percepción del film.
– ¿Estás trabajando en otros proyectos?
– Con Agustina Liendo, la misma guionista de El Incendio, ya tenemos escrita una secuela de ese film. La película encuentra a los mismos personajes unos años después. Ahora tienen un hijo pequeño y están preparando los bolsos para salir a la ruta de vacaciones. Toda la película transcurre en esa hora mientras ultiman los detalles antes de salir. Si bien los personajes tenían pensado ese viaje a modo de despedida antes de separarse en buenos términos, esa mañana todo lo planeado se pondrá en duda.
También estoy produciendo, junto a La Unión de los Ríos y Maravilla Cine, la ópera prima de Santiago Reale, La Noche de los Animales.
Samantha Schuster