Repaso por la carrera de Robert Pattinson
El mundo de Hollywood es el lugar donde los sueños pueden hacerse realidad, con trabajo duro, y siempre y cuando se conozca a la gente indicada, o se esté en el lugar justo en el momento correcto. Pero una vez alcanzadas las luces de la alfombra roja, no quiere decir que se tenga asegurado ese lugar; por el contrario, podríamos estar horas relatando casos de estrellas cuya luz se apagó para siempre debido a los excesos, otras que casi corrieron la misma suerte después de brillar como ninguna, o las que nunca pudieron llevar su fama de la pantalla chica a la grande.
También hay otras historias, las de aquellos intrépidos aventureros que supieron evitar caer en el terreno complicado del “typecasting” – el encasillamiento en un tipo de rol determinado – sin dejar de estar en actividad, y con papeles que les permitieran mostrar un mayor rango de habilidad actoral. Podemos nombrar a Jim Carrey, sorprendiendo y despegando en los papeles protagónicos de “The Truman Show”, “Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos”, y “Man on the Moon”, o el giro que le dio Elijah Wood a su carrera post Frodo, en series de televisión como “Wilfred” o “Dirk Gently”. Pero el nombre que nos interesa hoy es el de Robert Pattinson.
Pattinson (nacido en 1986) comenzó su carrera en el modelaje a los doce años, un año más tarde incursionó en el teatro, y a los 16 comenzó a actuar profesionalmente. Con 19 años consiguió el rol del estudiante de Hogwarts Cedric Diggory, en «Harry Potter y el Cáliz de Fuego», cuarta entrega de la saga del joven mago. En 2008 le llegaría el papel del vampiro Edward Cullen en la adaptación de la saga romántica «Crepúsculo», que lo catapultó a la fama, y al peligro de los roles de galán como el ídolo adolescente que ahora era.
Sin embargo, Pattinson jugó sus cartas muy bien, y hacia el final de la saga consiguió colaborar con el director David Cronenberg en “Cosmopolis” (2012). En esta cinta interpreta a Eric Packer, un multimillonario especulador bursátil. La obra acompaña a Packer a través de todo un día en su limusina/oficina, mientras reflexiona y debate con diferentes personajes sobre su vida y su actividad. El vehículo funciona como una metáfora de la burbuja en la que vive el protagonista, separado del resto del mundo por una capa más fina de lo que él supone.
En una veta similar, pero en el otro extremo del espectro social, “Good Time – Viviendo al límite” (dirigida por los hermanos Josh y Benny Safdie en 2017) lo encuentra en la piel de Connie Nikas, un ladrón de poca monta. Nikas intenta – sin éxito – robar un banco junto a su hermano, quien es encarcelado. Connie logra escapar pero buscará conseguir diez mil dólares para liberar bajo fianza a su hermano, en una verdadera carrera contra el tiempo a través de sucesivos escenarios tan peligrosos como absurdos.
En ambas producciones Pattinson logra ponerse al hombro y llevar adelante la mayor parte de la acción. En años recientes también colaboró como coprotagonista junto a directores independientes como Werner Herzog (“Queen of The Desert”, 2015, como el arqueólogo y diplomático T. E. Lawrence), o Anton Corbijn (“Life”, 2015, interpretando al fotógrafo Dennis Stock). En cualquier caso, la crítica coincide en reconocer y celebrar su trabajo.
Desde este jueves se lo puede ver bajo la dirección de la francesa Claire Denis y junto a Juliette Binoche en “High Life”, y en octubre se lo verá en “The Lighthouse”, un film de terror psicológico, junto a Willem Dafoe y dirigido por Robert Eggers (“The Witch”), que ya tuvo muy buena recepción en los Festivales de Cannes y Toronto. En 2021 volverá a apostar a las superproducciones encarnando nada menos que a Batman, en el proyecto de Matt Reeves.
Así, el joven actor estaría cosechando una experiencia y reconocimiento envidiable, y seguramente podemos esperar mucho más en el futuro.
Bruno Jara