5 películas en las que la música es protagonista

La música tiene un papel fundamental en el cine: no solo ambienta o acompaña, sino que también ayuda a que determinadas secuencias se vuelvan icónicas. ¿Acaso es posible escuchar “You Never Can Tell” sin pensar automáticamente en Mía Wallace y Vincent Vega bailando en “Pulp Fiction”(1995)? ¿Se puede concebir el éxito de “Frozen” (2013) sin el fenómeno de “Let It Go, la canción que cantaron personas de todas las generaciones? Lo cierto es que la música es una pieza esencial del lenguaje cinematográfico porque también funciona como elemento narrativo, y hay infinidad de películas que lo prueban.

Aunque en los musicales es más evidente, no es el único género que tiene a la música como cuestión central. A veces su uso es más sutil, pero no menos importante. A continuación, seleccionamos cinco películas en las que la música es protagonista, directa o indirectamente.

  • “Rocketman de Dexter Fletcher (2019)

Quizás esta cinta haya sido una de las grandes sorpresas de este año pese a no haber tenido el reconocimiento que se merece. No es una simple biopic porque, si bien gira alrededor de Elton John y su vida haciendo hincapié en sus momentos más oscuros en relación a sus múltiples adicciones, tiene un componente que la distingue: es fácil identificarse con lo que vive el personaje. No construye a Elton John como una figura mítica, sino que lo humaniza desde la empatía y no recurre al golpe bajo.  Y, en esta construcción, la música tiene una función esencial: se utilizan las canciones del artista, en este caso interpretadas por Taron Egerton, quien protagoniza la película, de manera no cronológica para contar la historia. En “Rocketman”, se aprovecha la obra de Elton John para narrar y se logra perfectamente. Los números musicales son estéticamente impecables, desde lo coreográfico, la dirección y la fotografía. No solo es disfrutable, sino que la banda sonora de la película es un aspecto tan importante como la historia que nos intentan contar.

  • “Dirty Dancing” de Emile Ardolino (1987)

Esta clásica película de los ochenta también hace uso de la música como elemento imprescindible. No solo hizo famosa la canción “(I’ve Had) The Time of My Life” por la secuencia final, sino que los personajes se enamoran mientras bailan. Sin la música, no habría historia que contar. Baby se siente atraída por Johnny cuando lo ve bailar, y él empieza a enamorarse de ella mientras practican una coreografía. El baile funciona como sinónimo de sensualidad, de seducción y también de rebeldía para dar cuenta de una cuestión más profunda. “Dirty Dancing”, mediante la música, explicita la segmentación de la sociedad en clases sociales que, aparentemente, no deberían juntarse. Baby es clase alta y Johnny vive el día a día, y su papá desaprueba la relación. Incluso la manera que tienen de bailar los ricos, que es mucho más sofisticada y fina, es diferente a la de los pobres, mucho más carnal y apasionada. Aunque algunas cuestiones vistas con los ojos de hoy parecen exageradas, la realidad es que esta película marcó a muchos de los jóvenes de los ochenta y el baile es su elemento distintivo.

  • “Baby Driver” de Edgar Wright (2017)

Para muchos, esta cinta es una de las más destacadas del 2017. Lo cierto es que es ingeniosa y da cátedra de cómo conjugar el montaje con la música de forma maravillosa. En este filme, Ansel Elgort encarna a Baby, un conductor de escape, quien tiene tinnitus, una condición que afecta a su audición, y para contrarrestar sus síntomas escucha música con auriculares constantemente. Así, la película se apoya en la música no solo para componer al personaje principal, sino también para narrar de una manera más creativa y dinámica. Hay secuencias en las que el ritmo de la música y los movimientos de Elgort condicionan los cortes y al montaje, lo cual tiene un efecto estilístico muy interesante. Sin dudas, es una cinta que visualmente se disfruta muchísimo.

  • “La La Land” de Damien Chazelle (2016)

¿Qué se puede decir de esta película que todavía no se haya dicho? Es excelente en todo sentido. No hay nada que se le pueda señalar a los números musicales, que son de los más bellos que hemos podido ver en los últimos años a nivel realización. Hay secuencias que son inolvidables, como el momento en el que bailan y tienen a Los Ángeles de fondo con los colores del atardecer, o el número en la autopista con el que empieza la película. Sin dudas, la historia de amor —y también de desamor— de Mia y Sebastian no tendría la misma fuerza ni podría contarse de la misma manera sin la música que los acompaña. Quizás, para quienes están peleados con los musicales, “La La Land” pueda servir como un reencuentro con el género porque a nivel visual es preciosa y es una obra de arte en sí misma.

  • “Cry-baby” de John Waters (1990)

Aunque este filme protagonizado por Johnny Depp funciona como una especie de parodia a los musicales famosos que nacieron por aquella época, como por ejemplo “Grease” (1978), tiene momentos musicales muy bien logrados. Por momentos peca de bizarra, pero hay que reconocer que eso también es parte de su encanto y que, probablemente, haya contribuido para que muchos hoy la consideren una película de culto. La cinta sigue a Cry-Baby, un chico malo, quien se enamora de una chica buena e inocente. La premisa puede parecer un cliché, pero es una cinta que es, por lo menos, disfrutable. La historia se desarrolla en los años cincuenta, así que todas las canciones están en sintonía con esta época y vale la pena darle una oportunidad tanto a algunos números musicales que son icónicos como a un Johnny Depp joven que está muy bien en su papel.

 

Micaela Gallo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *