Crítica de «El Monte» de Sebastián Caulier (2022)

En 2017, el director formoseño Sebastián Caulier estrenó «El Corral», una mezcla entre un coming of age y un thriller, cuyo resultado fue más que satisfactorio. En esta oportunidad vuelve al ruedo con «El Monte», una película que muestra el poder de la naturaleza y las consecuencias en los seres humanos.

El largometraje se centra en un hijo (Juan Barberini), que va a visitar a su padre (Gustavo Garzón) que se fue a vivir al medio del monte porque está preocupado por él. Aislados en una casa de campo intentan sobrevivir a un verano caluroso, cazando animales, haciendo fogones y pescando. Sin embargo, poco a poco los miedos del hijo van cobrando sentido, porque empieza a percibir una extraña conexión entre su padre y la naturaleza que los rodea.

La cinta aborda el tema de la fuerza de la naturaleza, la conexión con los seres humanos, las tradiciones y los mitos formoseños, entre otras cuestiones, a partir de la historia de un vínculo entre padre e hijo que quieren volver a reconectar aunque sea demasiado tarde.

El monte es mucho más que el lugar en el cual se desarrolla la película y por algo también el título lleva su nombre. Funciona no solo como un personaje más sino principalmente como el antagonista de la historia, anteponiéndose en medio de la relación entre los protagonistas y generando consecuencias físicas y emocionales en los mismos.

En cuanto al elenco, Gustavo Garzón hace una magnífica interpretación. Por un lado compone a un personaje tosco, malhumorado y directo, que genera bastante gracia en el espectador por las frases que dice de forma honesta y sin pensar, pero que chocan con lo moralmente aceptado. Por el otro, logra conmovernos a medida que avanza el relato, con su mirada ida, enajenada y perdida. Sus silencios provocan más que sus palabras. Juan Barberini acompaña de buena manera, queriendo contener a su padre y tratando de entender qué es lo que pasa a su alrededor.

Tanto la ambientación como el sonido del monte ocupan un rol bastante particular dentro de la historia. No son simples aspectos técnicos, sino que sirven para narrar parte de la trama. Con inmensidad, su fauna y flora, el monte se vuelve peligroso, amenazante y bello a la vez; mientras que el ruido de los animales generan tensión y miedo. También nos encontramos con algunos elementos que apelan a la fantasía para aumentar el misticismo de la historia.

En síntesis, «El Monte» es un interesante relato sobre el poder de la naturaleza que se cuenta a partir de la evolución de un vínculo familiar. Las más que atinadas actuaciones, la ambientación y el trabajo sonoro logran elevar el relato.

Puntaje:

 

 

 

Samantha Schuster

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