Crítica de “Glass” de M. Night Shyamalan (2019)

La carrera del director indio-estadounidense, M. Night Shyamalan, trae consigo algunas grandes obras como la sorprendente e icónica “Sexto Sentido” (1999) seguida por “El Protegido” (2000), “Señales” (2002) y “La Aldea” (2004), para caer después en films totalmente olvidables. En 2015 se recuperó un poco con “Los Huéspedes” para regresar con toda la gloria en 2016 con “Fragmentado”. Un realizador que tiene su séquito de seguidores como también su grupo de detractores, porque muchas de sus obras consiguen dividir las aguas. Con sus marcas características como giros narrativos sorprendentes y un uso particular del suspenso y la tensión, Shyamalan busca siempre desprenderse de lo convencional y otorgarle algo distinto al público.

En su momento “El Protegido” no causó mayor revuelo, a pesar de ofrecernos unos de los mejores films del realizador. Un homenaje a los cómics con la presentación de héroes y villanos más realistas y cercanos a todos nosotros. Pero fue con “Fragmentado”, y ese final en el cual aparecía Bruce Willis, donde la película de 2000 volvió a tomar vuelo. Porque si bien siempre se habló de una secuela de “El Protegido”, nunca se terminó de hacer realidad, hasta que llegó este largometraje que sirvió como una especie de continuación indirecta. Es así como fue de público conocimiento que habría una tercera y última parte que culminaría ambas historias. “Fragmentado” dejó la vara muy alta, convirtiéndose en una de las mejores cintas de ese año, y es por eso que la expectativa de esta nueva entrega, “Glass” pesaba mucho sobre los hombros de Shyamalan.

“Glass” recupera, entonces, los personajes que conocimos en “El Protegido” y “Fragmentado”. David Dunn (Bruce Willis) sigue brindando justicia desde la oscuridad y está en la búsqueda constante de La Bestia (James McAvoy), aquella mezcla entre hombre y animal que disfruta de secuestrar y apropiarse de mujeres jóvenes, bajo la apariencia de Kevin Wendell Crumb, un joven con trastorno de personalidad múltiple. Con la ayuda de su hijo, Dunn descubrirá el escondite del villano y, durante el enfrentamiento, ambos serán capturados por las autoridades y confinados a un instituto psiquiátrico, donde la Dr. Ellie Staple (Sarah Paulson) buscará enseñarles que son personas ordinarias y no superhombres. Allí también se encontrarán con un viejo conocido de Dunn, llamado Mr. Glass (Samuel L. Jackson), quien se encuentra sedado desde hace mucho tiempo.

Como anticipábamos, había mucha expectativa con respecto al estreno de “Glass”, otro film que seguramente dividirá las aguas, gustando a algunos y decepcionando a otros. Siguiendo con el estilo de “El Protegido”, acá no nos encontramos con una película de superhéroes convencional, como estamos acostumbrados con las sagas de Marvel o DC. En “Glass” no predominan las escenas de acción, sino más que nada el diálogo y el análisis. Se debate acerca de los héroes y villanos de una forma más terrenal y no tan espectacular, a partir de conversaciones y no de enfrentamientos físicos. Se habla de las habilidades que todos tenemos, incluso aunque ellas aparezcan como una suerte de debilidad o falla. Si bien esto significa una bocanada de aire fresco dentro del género y, convengamos, que uno sabe a lo que se enfrenta y que si se busca algo de acción no lo encontrará acáel film puede resultar algo lento y aburrido por momentos, con una falta de ritmo, sobre todo desde que los personajes entran al instituto psiquiátrico hasta el último acto, donde tiene lugar la mayor parte de la historia. Asimismo, se abusa de la sobreexplicación de ciertas situaciones, vistas anteriormente en los otros largometrajes.

También afirmamos que Shyamalan nos brinda siempre giros narrativos hacia el final de sus films que le otorgan una nueva mirada o información desconocida que sorprenderá al espectador. En este caso tenemos varios cambios de rumbo, donde uno cree que la trama ya está resuelta y ésta vuelve a cambiar. De todas maneras, y sobre todo conociendo ya los recursos utilizados por el director, las revelaciones no son tan impactantes ni sustanciales para una conclusión de esta magnitud.

Con respecto a las interpretaciones, podemos decir que es uno de los puntos más logrados del film, sobre todo el hecho de haber traído a la mayoría del elenco participante en ambas películas, desde los protagonistas hasta roles menores como, por ejemplo, al hijo de Dunn. Sin dudas James McAvoy es quien vuelve a robarse las miradas, con la interpretación de sus distintas personalidades, algunas que ya conocíamos y otras nuevas. Es quien nos saca una risa entre la tensión y quien consigue tener la mayor atención. Bruce Willis compone correctamente a su personaje, pero no tiene un lugar tan predominante. Lo mismo sucede con Samuel L. Jackson, quien recién hacia el final de la cinta logra tener un rol más trascendental, sobre todo considerando que la película lleva su nombre. Pero acá más que nada se trató de una decisión narrativa por la cual se entiende el estado pasivo de su participación en un principio. Los personajes secundarios están algo desdibujados y sirven simplemente como un acompañante del protagonista, como Casey (Anya Taylor-Joy), la víctima de la Bestia que vuelve por alguna motivación oculta, Joseph (Spencer Treat Clark), el hijo de Dunn o la madre de Elijah “Mr. Glass” Price (Charlanye Woodard).

Otro de los puntos a destacar de “Glass” es su parte técnica. Desde el principio Shyamalan le otorgó a cada personaje un color (verde a Dunn, violeta a Glass y amarillo a Kevin) y esto se ve plasmado de una manera maravillosa en la fotografía, arte y escenografía. Cada atuendo, ambiente u objeto relacionado con algunos de los protagonistas lleva su color característico. Por otro lado, también resaltamos la reutilización de material filmográfico de las películas anteriores a la hora de mostrador flashbacks de la vida de los distintos personajes. Se siente auténtico y honesto, porque justamente se trata de los mismos actores tiempo atrás. Si bien las cintas anteriores manejaban perfectamente el escenario tenso y de suspenso, en este caso no se mantiene en todo momento.

En síntesis, “Glass” era una película que prometía terminar una trilogía de una manera espectacular, pero se queda a mitad de camino al tomar un rumbo mucho más pausado, dialogado y explicativo. Sigue homenajeando a los cómics y a aquellas personas con poderes más terrenales pero se siente como que falta algo. Sus puntos más fuertes son su elenco y la composición de la imagen con una fotografía, ambientación y planos que se distinguen.

Puntaje:

 

 

Trailer:

 

Samantha Schuster

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