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Crítica de “Interiores” de Woody Allen (1978)

Todos tenemos decorado nuestro propio yo y, tarde o temprano, eso tan íntimo se deja ver en algún lugar, en algún momento; se ve modificado para siempre o se vacía sin remedio.

“Interiores”, con un argumento acertado, es un film serio, introspectivo, profundo, y de múltiples lecturas; es el  primer drama del cómico Woody Allen, considerado un giro fortuito dentro de su filmografía, al ser su primer trabajo exclusivamente como director y guionista.

Dentro de una familia bastante acomodada de Nueva York, conocemos a la madre, Eve (Geraldine Page), quien sufre constantes depresiones desde años atrás y se ve fuertemente afectada por la decisión irrevocable de su marido, Arthur (E.G. Marshall), de separarse al no poder más con los altibajos emocionales de su esposa y alegando haber cumplido con su deber de esposo y padre. Las tres hijas deben sumar este golpe a sus vidas, en la que conviven con sus propios miedos e insatisfacciones: la mayor, Renata (Diane Keaton), una poetisa de cierto reconocimiento que ve como su marido, novelista, sufre de inseguridad y frustración creativas precisamente por estar casado con una escritora de éxito. Flynn (Kristin Griffith), la hermana del medio, una actriz de cine mediocre, pero de cierto éxito, a la que todo el mundo adula. Y por último, Joey, (Mary Beth Hurt), quien se encuentra en plena crisis de identidad, sin saber qué rumbo profesional tomar  pero convencida de que debe tratarse de una actividad creativa y expresiva como sus hermanas y en la que debe ser sobresaliente y exitosa al igual que ellas.

El film explora la soledad, las frustraciones de una familia profundamente marcada por la frialdad de la madre y la ausencia de manifestaciones de cariño. Los personajes sacan a relucir sus miserias e infelicidades que han permanecido guardadas demasiado tiempo. Por otra parte, también nadan en una constante gama de sentimientos envueltos en la muerte, el sin sentido de la vida, los sentimientos de culpa, la infidelidad y las disfunciones del matrimonio.

«Interiores» es una historia que bien puede suceder en todas partes, familias ancladas en un falso equilibrio con mentiras que sustentan generaciones y generaciones. Secretos que se aferran con sus uñas ennegrecidas a un árbol genealógico enfermo.

El hilo narrativo no está perfectamente hilvanado, y los claroscuros de una fotografía de interiores, intimista y en color, de la cámara de Gordon Willis, nos sugieren inteligentes reflexiones existencialistas que en algunos momentos llegan a cansar por lo recurrentes.

Vemos los interiores de una vida en un tono reflexivo y pausado. Un puro drama de máxima expresión, no tan valorada, y que realmente  vale la pena invertirle el tiempo de su duración. Un relato clásico sencillo y pesimista, que muestra cómo una familia se desintegra poco a poco, se observan problemas humanos que siempre existirán en “los interiores de un seno familiar”.

Es una película dramática y oscura, su fotografía está llena de matices estéticamente decorativos, que resalta la de tristeza del argumento, con un muy buen y sobrio trabajo técnico junto a las actuaciones absolutamente oportunas.

Podemos decir, que se trata de reproducir la densidad y complejidad del cine de Bergman o Antonioni en una interesante exploración de las profundidades humanas que no tiene desperdicio alguno, los actores saben entender y abordar con perfección. Gran trabajo de Woody Allen una historia bien narrada, elegante y exquisita.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Noelia Giacometto

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