Crítica de «Joker» de Todd Phillips (2019)
El film que nos propone Todd Philips, artífice de la saga «The Hangover», es algo sin precedentes en el mundo de las películas basadas en comics. Obviamente que Christopher Nolan fue un paso en esta dirección que plantea “Joker”, con su trilogía de Batman que introducía a un héroe más terrenal y verosímil. No obstante, la obra de Philips lleva el concepto aún más allá, entregando un film intenso, angustiante y crudo. No es de extrañar que la cinta haya logrado el máximo galardón en el último Festival de Cine de Venecia pero ciertas cuestiones empezaron a empañar el gran largometraje que nos otorga Warner/DC en esta oportunidad.
Cabe destacar que el origen de este súper villano no busca vanagloriar, ni justificar o incitar a la violencia sino justamente todo lo contrario. Es un relato que propone reflexionar sobre cómo el sistema o la sociedad lleva a marginar a ciertos individuos o simplemente dejarlos de lado sin comprender que pueden ser tanto un peligro para ellos mismos como para el resto de las personas.
El largometraje se sumerge en el mundo que rodea a Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), un hombre ignorado por la sociedad, despreciado y maltratado cuyo gran anhelo es hacer reír a la gente. La cuestión es que el personaje padece un trastorno mental (como producto de una infancia llena de abusos y un entorno familiar complejo), que desemboca en un padecimiento que lo lleva a reírse en momentos inadecuados. Como no logra establecerse como un comediante de stand up, se gana la vida haciendo de payaso en hospitales, en negocios que lo usan como medio para la promoción y en distintos ámbitos correspondientes, hasta que una serie de trágicos acontecimientos lo llevarán a ver el mundo de otra forma.
La cinta resulta bastante atípica siendo que se llevó a cabo dentro de la gran maquinaria hollywoodense. Un film oscuro y violento que nos propone profundizar en la psiquis del protagonista más allá de ser uno de los villanos más importantes de todos los tiempos. Quizás eso resulta ser uno de los datos más atractivos, que la película podría ser sobre cualquier otra persona con trastornos mentales y no llevar el nombre del Joker. En sí, no estamos ante un espectáculo superheróico sino más bien en un profundo drama con tintes de thriller psicológico. Y es que nunca terminamos de entender, una vez que entramos en la dinámica de pensamiento de Arthur, qué cosas son reales y qué cuestiones son fantasías producto de la imaginación o del desequilibrio mental del protagonista. Es por ello que «Joker» es una experiencia cinematográfica muy interesante y sumamente inspirada. Un relato que también se toma el tiempo para homenajear al cine de Martin Scorsese, en especial a «Taxi Driver» y a «The King of Comedy», no solo en ciertos elementos narrativos sino también con algunos recursos estilísticos.
Por otro lado, cabe destacar que Joker no sería el gran film que es si no fuera por Joaquin Phoenix y su intensa composición del personaje. Uno de los grandes exponentes interpretativos de su generación que no solo le pone la voz, la risa (la cual tardó aproximadamente 4 meses en perfeccionar) sino también su cuerpo, hasta tal punto que bajó cerca de 26 kilos para el papel. Un trabajo sublime y extremadamente complejo donde se tuvo que sumergir en la mente del psicópata. Probablemente su labor lo lleve a conseguir una nominación en la próxima entrega de los Oscars, y no resultaría sorprendente que se alce con la estatuilla. El elenco secundario también está muy bien elegido y se destacan el enorme Robert DeNiro (que recuerda a su papel en la mencionada «The King of Comedy») y la talentosa Zazie Beetz («Deadpool 2»).
Asimismo, el film se nutre de un diseño de producción soberbio que recuerda a la New York de los ’70 plasmada en «Taxi Driver» y una magnífica fotografía de Lawrence Sher (habitual colaborador de Philips) que añade angustia mediante su sobria frialdad a la hora de retratar a la anárquica Gotham donde Thomas Wayne se postula como alcalde y donde va creciendo la desigualdad, la intolerancia y la criminalidad.
En el plano sonoro, no podría ser más que acertada la elección de Hildur Guðnadóttir, una chelista islandesa que nos trasmite nerviosismo y un continuo estado de alteración mediante sus pesadas cuerdas.
«Joker» es un film tremendo que será amado por muchos y odiado por otros. Lo que no se puede negar es la inspirada dirección de Todd Philips, la maravillosa interpretación de Joaquin Phoenix y lo estupendamente narrada que esta la película. Un drama potente, agudo y despiadado que no dejara indiferente a ningún espectador.
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Martín Goniondzki