CINE

Crítica de «Jurado Nº2» de Clint Eastwood (2024)

Sin dudas Clint Eastwood es un ícono del cine norteamericano, tanto por su paso por la actuación en films como los spaghetti western conocidos como «Trilogía del Dólar» de la década del ’60, como por su incursión en la dirección que se ha llevado gran parte de sus últimos años con clásicos como «Los Puentes de Madison» (1995) o «Gran Torino» (2008) hasta los más recientes «Sully» (2016) o «Cry Macho» (2021, donde también actúa). En esta oportunidad, y a sus nada más ni nada menos que 94 años, lanzó lo que probablemente sea su última película como realizador. Aunque no es algo que se haya dicho de manera oficial ni públicamente, dada la edad que tiene no sería raro que se despida con esta cinta. Y si así fuera, sería un más que logrado recuerdo y reconocimiento a su vasta carrera.

Lamentablemente «Jurado Nº2» no se va a estrenar en salas en nuestro país pero llegó hoy a la plataforma Max para poder disfrutar de este nuevo relato de Clint Eastwood. El mismo se centra en Justin Kemp (Nicholas Hoult), un periodista que es convocado para formar parte de un juicio por jurado, donde un hombre es acusado de haber matado a su pareja. Su mujer (Zoey Dutch) tiene un embarazo riesgoso, por lo que no contar con su esposo en la diaria sería sumamente conflictivo. Sin embargo, él no puede evadir tal responsabilidad. Poco a poco se dará cuenta de que el caso que parecía lejano a su persona y con un desarrollo bastante obvio, lo podría involucrar mucho más de lo que pensaba.

Con ciertas similitudes a «12 hombres en pugna» (1957), que se centra más en el grupo de personas que debate en un espacio cerrado sobre si condenar o no a un acusado más que en el asesinato en sí, la película pone a prueba la moral, la ética y las distintas posiciones que tiene cada uno de los personajes. Algunos se toman el tiempo para ponerse en el lugar de la víctima y del victimario, tratando de que el juicio sea lo más justo y objetivo posible, mientras que otros lo abordan como si fuera un trámite más, priorizando su vida personal y laboral por sobre su deber cívico. Lo más interesante es ver cómo interactúan los miembros del jurado y van cambiando de parecer a partir de opiniones, creencias o simples disparadores que va aportando cada uno de ellos como también ver el reflejo de una sociedad en particular. Además, se genera un vínculo con el público donde nosotros trataremos de ponernos en sus zapatos y pensar qué haríamos en esa situación.

Pero además de esta parte del film que puede ser un poco más convencional dentro de los dramas judiciales, aunque no por eso lo hace menos atractivo porque las reflexiones son sumamente enriquecedoras, Eastwood, junto al guionista Jonathan Abrams, le suman un condimento más a la cuestión: la vida del protagonista que se relaciona de una manera bastante directa con el caso que le toca tratar. Es así como Kemp se va a involucrar cada vez más en esta cuestión de un modo personal hasta el punto de obsesionarse con la historia y tener que tomar una postura concreta que repercutirá sobre su presente y futuro. La culpa, las consecuencias, la justicia, el rol como padre, las buenas acciones, lo moralmente correcto, se van a poner en juego en este film que se va complejizando con el correr del tiempo.

El personaje de Kemp es emocionalmente complejo. Aparentemente es un buen hombre, dedicado, comprometido, pero que tiene una adicción que marcó su pasado y lo llevó a tomar decisiones cuestionables. El espectador puede no saber bien de qué lado pararse, porque es un rol con muchos matices, por lo que llevará a una reflexión y debate interno. Nicholas Hoult transmite muy bien todas estas cuestiones. El resto del elenco acompaña de buena manera, sobre todo Toni Collette como la fiscal que quiere cerrar este caso que parece muy sencillo y obvio, pero que a la vez tiene un gran sentido de la responsabilidad, la transparencia y la justicia, por lo que a medida que avance el relato se va a sentir comprometida con cómo se van a ir desarrollando los hechos. Además de ellos y la participación de Zoey Dutch, también tenemos a J.K. Simmons en un papel menor pero que va a ser determinante en algunos momentos de la trama.

Con una cámara sensible y honesta que sigue a unos personajes llenos de capas, «Jurado Nº2» vuelve a poner en lo alto la carrera de Clint Eastwood. Que a sus más de 90 años pueda seguir contando historias tan humanas, moralmente cuestionables y que ponen a prueba la honestidad y el compromiso de las personas es un logro. Mantiene e incrementa la tensión cuando tiene que hacerlo y le da las herramientas al público para que debata y saque sus propias conclusiones, sobre todo con el final que propone. Un thriller judicial que toma elementos de otros clásicos pero que le agrega una impronta atractiva e intrigante con un buen elenco que hace lo propio. Nuevamente, si esta es su última película despediremos a Eastwood de la mejor manera posible.

Puntaje:


 
 
 
Tráiler:

Samantha Schuster

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