Crítica de “La Vida Misma” de Dan Fogelman (2018)

Dan Fogelman es reconocido sobre todo por ser productor y guionista de películas como “Loco, Estúpido, Amor” (2011) o series como “This is Us”, sin embargo como director está estrenando recién su segundo largometraje, luego de haber realizado “Danny Collins” en 2015. Con “La Vida Misma” nos acercamos a un registro bastante parecido al de la producción televisiva, donde nos ofrece un drama profundo y conmovedor, al mismo tiempo que nos otorga un mensaje optimista sobre el amor y las relaciones.

“La Vida Misma” comienza de una manera un tanto confusa, donde no entendemos bien quién es el protagonista, quién está narrando los hechos (a partir de la voz de Samuel L. Jackson) o qué está sucediendo, ya que se nos presenta un relato enmarcado dentro de otro, haciendo que el público se encuentre un poco perdido en la narración. Pero después la historia se va acomodando poco a poco, permitiéndole al espectador meterse de lleno en la vida de los protagonistas.

La cinta se divide en distintos capítulos, los cuales siguen a diversos personajes que están relacionados entre sí de alguna manera u otra. En el primer caso, tenemos la historia de Abby (Olivia Wilde) y Will (Oscar Isaac), una relación amorosa que aparentemente no termina de la mejor manera, ya que en el presente Will está pasando por una crisis pronunciada. A partir del recurso de flashbacks nos vamos enterando sobre el pasado de este vínculo y cómo se llega a la actualidad. Al igual que en la serie “This is Us” estos vaivenes temporales se dan de una forma muy natural, cuando un personaje recuerda algo o cuando vive una situación similar, al mismo tiempo que se utilizan otros recursos narrativos como la propia visualización de un personaje hacia un escena del pasado. El resto de los capítulos tienen que ver con personas vinculadas a estos protagonistas, pero que es mejor no adelantar nada para no arruinar la sorpresa que nos depara el film. Al principio tenemos giros narrativos más pronunciados y sorprendentes, que se diluyen un poco con el correr del metraje, donde algunos se vuelven más predecibles. Pero en todos los casos nos encontramos con historias muy bonitas que se van volviendo más dramáticas con el paso del tiempo, para avalar el concepto de la “vida misma” y mostrarnos que a pesar de que la vida nos ponga de rodillas, el hecho de levantarnos y seguir peleando siempre va a ser más satisfactorio.

Sin dudas nos vamos a encontrar con momentos conmovedores, con lugar para el llanto tanto de emoción como de tristeza, a partir de una manipulación de nuestros sentimientos. La película consigue que la audiencia empatice rápidamente con los distintos personajes, para luego hacerlos transitar por instantes complejos de la vida. De todas maneras, ese fue su objetivo desde el comienzo y lo consigue sin ninguna dificultad. A su vez, también ofrece momentos cómicos a partir del humor negro o fuera de lugar para descontracturar un poco el drama generado.

La empatía con los personajes se logra también a partir de la buena interpretación de todo el elenco, que si bien destacamos a Oscar Isaac, con un papel de hombre desquiciado al borde de la locura, y a una Olivia Wilde muy fresca y radiante, tenemos otras figuras de renombre como Antonio Banderas, Laia Costa (“Victoria”), Mandy Patinkin, Olivia Cooke, Jean Smart, entre otros, que también se encuentran muy bien en su rol. Lo interesante es que el relato está hablado tanto en inglés como en español, según la nacionalidad de los actores, para hacerlo aún más creíble.

En cuanto a los aspectos técnicos, nos encontramos con algunos recursos atractivos, como mostrar el paso del tiempo de un niño a adulto de una manera muy natural; la forma en la que intercalan los flashbacks o conectan las historias. También se destaca una fotografía cálida y algunos silencios en momentos oportunos que dicen más que una simple banda sonora que acompañe.

“La Vida Misma” es como un rompecabezas, donde al principio tenemos todas las piezas mezcladas y acumuladas y a medida que se las va separando y armando la figura nos encontramos con un panorama mucho más claro. Y una vez que logramos armar este rompecabezas, el dibujo general nos conmueve de la mejor manera. Tal vez pueda pecar de manipulación emotiva, pero la película consigue plasmar eso de la “vida misma”, de los buenos y malos momentos por los cuales puede transitar una persona, una familia, y salir airoso por la lucha y el amor de los que nos rodean. Como un capítulo extenso de “This is Us”, Dan Fogelman nos ofrece personajes con los que nos encariñamos rápidamente y los acompañamos por este viaje de altibajos.

Puntaje:

 

 

Trailer:

 

Samantha Schuster

 

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