Crítica de «Puan» de María Alché y Benjamín Naishtat (2023)
Benjamín Naishtat vuelve tras las cámaras, después de esa enorme película que fue «Rojo» (2018), esta vez codirigiendo junto a María Alché («Familia Sumergida»), pareja actual de Naishtat, y demostrando que la comedia argentina todavía está viva y tiene historias interesantes para contar.
«Rojo» fue un éxito rotundo en lo que respecta a la crítica especializada y tuvo una buena acogida en el Festival de Cine de San Sebastián. Esta historia que retrataba la antesala de la última Dictadura Militar, supo dar un enfoque distinto a dicho periodo oscuro de la historia argentina, demostrando como la Triple A estaba en pleno apogeo y las señales estaban presentes, pero la clase media argentina no supo/quiso ver, facilitando que la extrema derecha termine avanzando sobre los derechos humanos. La inteligencia con la que fue tratado el asunto y cómo se trabaja el clima de tensión por medio de situaciones algunas cotidianas y otras un tanto extraordinarias es realmente algo increíble que demuestran la solidez de Naishtat como guionista.
«Puan», por otro lado, va por un camino diferente, el de la comedia dramática, aunque también se toma su tiempo para hacer una apreciación personal sobre el contexto sociopolítico moderno y también sobre el estado de la educación en nuestro país. Decimos que el camino es diferente ya que el guion, al igual que la dirección, está compartido junto a María Alché, actriz devenida en directora que demostró grandes condiciones con su ópera prima «Familia Sumergida» (2018).
Justamente esta relación simbiótica encuentra su máxima expresión en el guion del largometraje que recoge algunas experiencias personales de Alché como alumna de la Carrera de Filosofía y Letras, quien además contó con el asesoramiento de algunos docentes de la Facultad. Es ahí donde esta comedia funciona en los intercambios bastante logrados que se dan entre los distintos intérpretes.
El relato nos presenta a Marcelo (Marcelo Subiotto), un hombre de unos 50 años que ha dedicado la mayor parte de su vida a la Facultad de Filosofía y Letras conocida coloquialmente como Puan por su ubicación en dicha calle. Cuando su jefe de Cátedra, mentor y amigo, muere inesperadamente, su vida se verá alborotada ante la posible amenaza de que Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia), un pedante colega que regresa sorpresivamente de Alemania, para mostrar interés por el puesto vacante. Marcelo asumía que podía llegar a quedarse con la titularidad del puesto, pero deberá demostrar su ¿interés? o sus ganas de hacerse con la Cátedra mediante una exposición ante las autoridades de la Facultad. Allí comenzará una batalla entre ambos profesores con posturas y pensamientos antagónicos, donde jugarán un papel preponderante los egos, sus estilos y sus posturas.
«Puan» es un relato bastante elocuente que juega con los preconceptos y las contradicciones que se dan en las relaciones sociales. Incluso entre los diferentes profesores de Filosofía se logran intercambios muy ocurrentes y divertidos donde se ponen en jaque sus creencias y sus cosmovisiones. “Pero no podés desear una cosa solamente porque otra persona lo desea». le dice su hijo pequeño a Marcelo, en una muestra clara que muchas veces el árbol no nos deja ver el bosque y que la sabiduría puede residir desde la inocencia y la simpleza del pensamiento infantil.
Los diálogos y los intercambios que se dan entre Subiotto, Sbaraglia, Julieta Zylberberg, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mara Bestelli, entre otros, tienen un timing perfecto y son presentados con ingenio.
Se nota que hay un gran entendimiento de Alche y Naishtat del entorno y la idiosincrasia de la Facultad de Filosofía y se puede ver que está muy aprovechado por tanto en lo narrativo como en su austera pero funcional puesta en escena.
Lo interesante es que también la dupla se toma el tiempo para mostrar las contradicciones en las que nos vemos sumergidos los argentinos constantemente, así como también la actitud porteña de compararnos continuamente con lo extranjero. El desarraigo, la identidad argentina, la lucha por los derechos, y las señales que no son asumidas hasta que es demasiado tarde son todos elementos que entrarán en juego en esta «comedia filosófica de proporciones existenciales» como reza el subtítulo del poster.
Naishtat y Alché logran salir airosos en este relato que, si bien puede perder un poco el rumbo sobre el final, tratando de tornarse más seria y solemne, aun así logra sacarnos varias carcajadas por medio de un guion inteligente y de un gran trabajo interpretativo por parte de su talentoso elenco.
Puntaje:
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Martín Goniondzki