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“Los Padecientes”: Película vs libro

El año pasado se estrenó “Los Padecientes”, película protagonizada por  Benjamín Vicuña, la China Suárez, Ángela Torres, Nicolás Francella, Pablo Rago y gran elenco. El film estuvo basado en la novela homónima del psicólogo y escritor Gabriel Rolón (2010) y si bien la adaptación fue bastante fiel a la historia de origen, decidimos analizar más profundamente ambas obras.

Uno de los recursos más característicos de los libros de Rolón es la impronta profesional que le da el autor basada en su propia experiencia. Además de la historia que se trata, todo lo que ocurre y los mismos personajes son analizados constantemente por el protagonista. En este caso, nos encontramos con Pablo Rouviot, un psicoanalista que se ve envuelto en un caso policial cuando recibe la visita de Paula Vanussi, una joven que le pide que declare inimputable a su hermano, quien confesó el asesinato de su padre, un hombre con una mala repercusión y negocios dudosos con personalidades poderosas. Es así como se convertirá en una especie de detective, buscando encontrar la verdad.

La reflexión y el análisis minucioso son entonces los elementos más atractivos del relato, ya que a partir de ellos podemos conocer más profundamente a los personajes, incluso entender los pensamientos o sentimientos que ni ellos saben exteriorizar. Sin embargo, esta reflexión interna y mental es muy poco cinematográfica. Solamente se podría utilizar una voz en off, que quedaría algo reiterativa y pesada. Es por eso que los grandes descubrimientos que realiza el protagonista suceden a partir de diálogos o reflexiones con terceros, privándose de este recurso fundamental.

De todas maneras, el film consigue realizar otras cuestiones que la obra literaria no puede hacer y es la reconstrucción o recreación de ciertas situaciones pasadas. En vez de basarse en diálogos para narrar lo sucedido, lo podemos ver de una forma tangible, haciendo que el relato se vuelva más impactante y dinámico.

En cuanto a la historia en sí, nos encontramos con dos productos prácticamente iguales, aunque con algunos detalles diferentes. Esto se observa por ejemplo en la importancia dada a personajes secundarios como la secretaria de Pablo, su esposo, el comisario que sigue el caso o el médico que trata al presunto culpable. En el libro proporcionan información o preocupaciones importantes, mientras que en la película no tienen mucho peso. Incluso el rol de Luciana, la secretaria del médico, tiene más sustento en la novela. Claramente esto se debe a la duración de la cinta (que de todas maneras es de dos horas) y que nunca se va a poder profundizar tanto como en un escrito. Pero igualmente es algo que queda en evidencia.

También se modifican algunas relaciones. Pablo Rago interpreta a un colega de Rouviot y en el libro es además quien deriva a Paula hacia su consultorio. En cambio en el largometraje tienen un vínculo más apartado e impersonal, mencionando que solamente fue su alumna en la facultad. Asimismo, los personajes de Vicuña y Suárez son mucho más cercanos sentimentalmente que en la novela (incluso tiene una justificación muy lógica de porque presentan cierta distancia), pero en la película se siente como que le quisieron otorgar un poco de romance o coqueteo a la trama.

Pero tal vez el mayor cambio sea la manera en que se resuelve la historia. Si bien se lo hace también de una forma media brusca y rápida y tenemos al mismo culpable, se modifica cómo el psicólogo descubre quién fue. Nuevamente esto recae en la falta de la reflexión interna que presenta la cinta, que impide mostrar los cabos que va atando el protagonista a partir de actitudes y conversaciones entabladas con los secundarios.

En síntesis, podemos decir que “Los Padecientes” se adaptó de una manera fiel, aunque no por eso termina siendo más atractiva que su obra original. A pesar de que no presenta muchas diferencias sustanciales (dejando de lado la parte más analítica, fundamental para la trama), la película pierde un poco el clima (algo muy bien generado en el libro, que provoca suspenso y tensión) y la construcción de sus personajes a partir de las actuaciones de un elenco que se queda en sus figuras de renombre.

 

Samantha Schuster

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