«Love Life», una segunda temporada más profunda y atractiva
El año pasado se estrenó en HBO Max una de las primeras producciones originales de la plataforma: «Love Life», una serie antológica que toma a un protagonista distinto en cada temporada para contar su vida amorosa, desde el primer hasta el último amor. Mientras que en la entrega anterior nos centramos en Darby (Anna Kendrick), una joven que trabaja en museos y galerías y sueña con encontrar al hombre ideal, en esta oportunidad vamos a seguir a Marcus Watkins (William Jackson Harper), un editor literario, que se divorcia de su esposa y vuelve al ruedo en medio de una crisis personal y profesional.
La primera temporada de «Love Life» fue bastante convencional, y, si bien nos ofreció entretenimiento ligero y pasatista, no aportó nada demasiado novedoso al género de la comedia romántica. Es por eso, que teníamos un poco de reservas con respecto a una continuación, pero al menos sabíamos que la historia y la protagonista iban a cambiar, haciendo que se renueve también la esperanza de encontrarnos con algo más interesante para ver.
Por suerte, estos nuevos 10 episodios de alrededor de media hora resultan ser más profundos y atractivos que los anteriores, ya que la serie se anima a ahondar en cuestiones más dramáticas, dolorosas u obstáculos más difíciles de superar, como la salud emocional, la infidelidad y el racismo, al mismo tiempo que nos muestra un abanico más inclusivo del amor. Es decir, nos encontramos con más matices para explorar.
Además, se corrigen algunos errores o falencias de la temporada anterior, como el abuso de la voz en off que narraba, como si de un cuento de hadas se tratara, todos los pensamientos y sentimientos de la protagonista, que no solo era tedioso de escuchar sino también innecesario. Si bien sigue chocando un poco su aparición porque uno no lo espera, son contadas las intervenciones que hace. Esto permite que no sea tan invasivo y le aporte algo más a los diálogos y acciones, sin replicar lo mismo que ya estamos viendo.
De todas maneras, por momentos, y al igual que en la temporada anterior, la historia se siente un poco estirada, es decir, que el argumento se podría resolver en menos capítulos, ya que hay mucha ida y vuelta entre los protagonistas, hasta el punto que va perdiendo un poco de credibilidad. También resulta un poco predecible y edulcorado su final, sintiéndose un poco artificial.
Uno de los puntos altos de la serie son las interpretaciones. En esta oportunidad William Jackson Harper («The Good Place») es el protagonista de la historia, quien se pone en la piel de un joven que debe rehacer su vida en medio de una crisis personal y profesional. El actor plasma de buena manera sus dudas, sus angustias, sus inseguridades, pero también su determinación en la toma de decisiones y en seguir a su corazón, a pesar de algunos traspiés en el camino. A diferencia de la entrega pasada, se le otorga un poco más de desarrollo a los personajes secundarios, como a la familia de él (sobre todo a la hermana) o a sus amigos. Pero otra de las actuaciones que podemos destacar es la de Jessica Williams (quien hace de Mia, un de los personajes más importantes de la serie), quien junto a Harper crean una gran química.
Por último, está bueno que, a pesar de ser una serie antológica, por momentos establezca un vínculo con la temporada anterior. Eso genera cierta sorpresa en el espectador.
En síntesis, la segunda temporada de «Love Life» resulta ser más agradable, profunda e interesante que la anterior, ya que nos ofrece una historia con más matices, temas más atractivos para abordar como el racismo o la salud emocional y un elenco que realiza un buen trabajo para explorar estas cuestiones en la pantalla chica.
Tráiler:
Samantha Schuster