«Love, Victor»: el cierre de un viaje de autodescubrimiento juvenil
En 2021 se estrenó la segunda temporada de «Love, Victor», cuyo final nos dejó una gran expectativa de a quién iba a elegir Victor luego del baile. Si volvería con su gran primer amor Benji, o si le daría una oportunidad a Rahim, con quien tenía más cosas en común. Un año después, la historia retoma ese momento para brindarnos la última entrega de la serie.
Mientras que la primera temporada se centraba en el descubrimiento de la identidad de Victor y en la segunda sus primeras experiencias amorosas y sexuales, en esta oportunidad busca ahondar en el futuro y en qué quiere ser. Una historia que supo evolucionar de buena manera y de forma definida.
A diferencia de sus antecesoras, esta temporada tiene ocho episodios de alrededor de media hora, para terminar de redondear la historia del protagonista y de cada uno de los personajes secundarios. Además de la historia de Victor, Benji está tratando de lidiar con problemas internos, Mia debe elegir entre mudarse con su familia o quedarse con sus amigos para terminar la escuela, Felix y Pilar empiezan una relación y Lake tiene nuevos sentimientos hacia una compañera. Está bueno que tenga una menor duración porque no estiran la trama más de lo necesario pero a su vez algunas resoluciones se dan de manera apresurada y sencilla después de muchas idas y vueltas.
Si bien se le otorga el tiempo adecuado a cada uno de los personajes para que se desarrollen, existen algunas subtramas un poco flojas o minimizadas. En el caso de Andrew no se ahonda en su vida privada por fuera de su relación con Mia, más allá de que es una decisión narrativa que tiene sentido durante el relato. La historia particular de Mia se siente un poco repetitiva, la de Benji se vuelve demasiado dramática y monótona con sus conflictos internos y la de Lake cambia de forma radical de una entrega a la otra. Tenemos algunos personajes nuevos que van a servir tanto como un obstáculo en las relaciones amorosas como para acompañar parte del crecimiento de los protagonistas.
En cuanto al universo en el que se encuentra, ya casi no tiene relación con «Love, Simon», algo que tal vez se podría haber conservado un poco pero a la vez se entiende que ya la historia cobró vuelo propio. Incluso en la temporada anterior también había habido menos invasión del personaje, a diferencia de su debut donde se le dedicó bastante tiempo a unir ambas tramas.
En síntesis, la tercera y última temporada de «Love, Victor» sigue la historia de la entrega anterior, brindando un cierre adecuado para el protagonista y cada uno de sus personajes, aunque con algunos trastabilla un poco. Algunas tramas son repetitivas, otras surgen de la nada y otras pierden un poco de importancia, pero a grandes rasgos uno se queda con una buena sensación. Una serie que logró poner en el tapete la idea de la inclusión, el autodescubrimiento, la identidad sexual y la libertad para ser uno mismo dentro del universo juvenil que sin dudas hace que su recorrido haya valido la pena.
Tráiler:
Samantha Schuster