Crítica de “Besos robados” de François Truffaut (1968)
¿Amor ideal o amor real?, la búsqueda del amor, esos inexplicables que atrapan y envuelven con sentimientos intensos y alborotados que hacen a uno conocerse mejor…
«Besos robados» es una película francesa de 1968, dirigida por François Truffaut y protagonizada por Jean-Pierre Léaud y Claude Jade. Es la continuación de la historia del personaje Antoine Doinel (siempre interpretado por Léaud), que inició con la película «Los 400 golpes» y el cortometraje «Antoine y Colette», que sería seguida por «Domicilio conyugal» y «El amor en fuga». En esta cinta, Antoine inicia su relación amorosa con Christine.
Antoine Doinel, tras ser expulsado del ejército por insubordinación, se reencuentra con su antigua amiga, Christine (Jade). Ahora en la vida civil, Antoine busca un trabajo para sobrevivir, empezando por vigilante nocturno, pero debido a infortunadas situaciones, su ineptitud y mala suerte, termina siendo despedido. Consigue entonces un trabajo como detective privado, donde comienza su transformación, y termina infiltrado en una tienda de zapatos como vendedor, a pedido del dueño de la tienda, quien busca averiguar por qué las personas que lo rodean lo detestan. Antoine termina seducido por Fabienne (Delphine Seyrig), la esposa del dueño de la tienda, con quien tiene una aventura.
El romanticismo desplegado con elegancia, acompañado de un poco de comedia y matices nostálgicos con pasajes llenos de frescura y encanto, en complemento con el tema musical “Que reste t’il de nos amours?”, conforman una película amena, abordada con una gran delicadeza, logrando ser placentera. Otorga buenos momentos, aunque tiene un guion poco elaborado a excepción de algunos instantes. Uno de ellos sucede cuando Antoine Doinel describe por teléfono a Fabienne, el otro donde Fabienne le explica a Doinel la diferencia entre cortesía y tacto, maravilloso. Además, de forma constante presenta la técnica de aludir e insinuar, haciendo de la narración algo sumamente agradable, con un ritmo lento, pero no soso, sino para admirar.
Esta es la segunda secuela de la ópera prima de Truffaut, con la que iniciaría la saga de Antoine Doinel adulto y sus desventuras amorosas. Vemos a un joven tímido, limitado en su comportamiento con las personas, inseguro en casi todo momento. Su incapacidad de lidiar y fluir emocionalmente ante ciertas circunstancias, personas y situaciones hacen que siempre se termine enredado, y su perseverante intento de mejorar lo envuelven en escenarios hilarantes.
El cineasta imprime su sello personal, su punto de vista sobre la vida y el amor, dejando a un lado la historia y centrándose en la psicología de los personajes. La trama es lo de menos, lo que importa son las reflexiones que hacen los protagonistas, que es lo que queda después de todo.
En síntesis, «Besos Robados» es una película que retrata el amor por encontrar y la urgencia por vivir. Abordada con intensidad emotiva y con un humor ligero, Doinel presenta su modo de tomarse la vida y el modo de entenderla, con temas que toca continuamente, como el amor, la soledad, las dudas y la elección. Una buena comedia romántica que merece ser vista.
Puntaje:
Tráiler:
Noelia Giacometto