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Crítica de “Cemento – El Documental” de Lisandro Carcavallo (2016)

En los años 80, durante el nacimiento de la democracia, se crea Cemento, un lugar que primero fue pensado como un centro cultural, armado para muestras de arte y de teatro underground, pero que terminó siendo un ícono del rock argentino.

Este documental se dedica, a través de testimonios recogidos de distintos músicos y personalidades relacionadas al rock local, a reconstruir su historia.

Es sabido que si sos alguien de la escena del rock nacional, especialmente si tu banda nació entre los años 80 y 90, tuviste que pasar por Cemento. Ese sitio en el que los más viejos de la escena under del rock te lo cuentan como el lugar donde todos se reunían a tocar, donde se vivía el descontrol y al mismo tiempo se le daba oportunidad a esas bandas que capaz no llegaban a los 20 espectadores y ahí estaba Cemento para darle una oportunidad a todos.

Más de 90 testimonios distintos dicen que músicos de varios géneros de rock pasaron por Cemento. A partir de ellos vamos recorriendo la historia del lugar, aunque no solo eso, sino también la historia de nuestro rock y nuestra cultura.

Uno de los puntos más nostálgicos son los relatos sobre Omar Chabán, el mítico personaje dueño de este lugar. La mayoría de los músicos entrevistados coinciden en que a pesar de que éste era su negocio, nunca le negó una oportunidad a nadie que se la pidiese. Podría decirse que estos argumentos ayudan a reivindicar su imagen.

Entre los testimonios más destacados está el de Katja Alemann, que fue la cofundadora de este mítico espacio. Ella relata cómo fueron los comienzos y cómo no tenían la intención de hacerlo un lugar para bandas, pero que casi por necesidad lo terminó siendo, convirtiéndose así en el lugar histórico que es hoy en día.

El documental tiene ese misticismo que el mismísimo Cemento tenía. Esa diversidad de relatos que son ricos en historias y experiencias y que vienen de distintos orígenes, enriqueciendo nuestra cultura que es mucha veces pisoteada y olvidada por nosotros mismos.

Carcavallo nos llena de nostalgia, de historia y de riqueza cultural, de esa historia argentina que no te van a contar en la escuela, pero que si no la viviste, en algún punto querrías vivirla.

Si fuiste a Cemento y lo conociste, viviste esas paredes transpiradas y esos baños que parecían de una película de terror, pero que tenían su magia, vas a disfrutar este testimonio fílmico y alguna lágrima se te va a caer, y si no pudiste conocerlo te van quedar ganas de viajar en el tiempo para poder vivirlo.

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Victoria Ferri

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