Crítica de “El Silencio” de John R. Leonetti (2019)

“The Silence” nos sitúa en un mundo en el que, durante una exploración subterránea, se descubre una cueva sellada miles de años atrás de la que salen unas criaturas voladoras que atacan a sus presas guiándose por el oído. Ante este escenario, la historia se centra en Ally (Kiernan Shipka), una joven que perdió la audición en un accidente años atrás y que, junto con su familia, decide alejarse de la gran ciudad buscando refugio en los bosques para sobrevivir.

Ante esta idea inicial no podemos evitar decirnos “Pero, ¿no vi esto ya?”, y la respuesta es que sí, el film traído de la mano de Netflix, nos puede llegar a recordar a “Un Lugar En Silencio” (2018), «Los Pájaros» (1963) o, sin ir más lejos, a “Bird Box: A Ciegas” (2018), otra producción del famoso servicio de streaming. Sin embargo, aunque las similitudes pueden ser varias, este largometraje está basado en la novela homónima de Tim Lebbon del mismo nombre, publicada en 2015.

La adaptación cinematográfica, aunque entretenida, no nos da pelea a la hora de ir deduciendo la continuación de la historia, con hechos demasiado convenientes para la trama y con problemáticas flojas e innecesarias que se resuelven rápidamente. El elenco es otra de las grandes improntas de Netflix a la hora de “reciclar” actores de otras producciones del medio como lo son Kiernan Shipka y Miranda Otto, protagonistas de “El mundo Oculto de Sabrina”. La primera, aunque pensada como la protagonista de la cinta, es opacada por el fuerte rol de Stanley Tucci, que presenta una actuación bastante aceptable para lo que la obra le permite; y la segunda, se limita a un rol secundario que nada da que decir.

El encargado de la película es John R. Leonetti, experto en fotografía del cine desde “Chucky 3” (1991) hasta «El Conjuro» (2013) y las primeras dos entregas de “La Noche del Demonio” (junto al reconocido cineasta James Wan), que decidió volver a la silla de director en “Anabelle” (2014) y que, aunque se pueden observar falencias en este aspecto, es irrefutable su talento a la hora de plasmar esa oscuridad siniestra que nos genera nerviosismo y miedo en las imágenes que muestra y que está acompañada de una perfecta edición del sonido o, en realidad, del silencio que nos atrapa en las escenas más tensionantes del film.

En resumen, “El Silencio” nos hace sentir que, más allá de tener una producción de fotografía y sonido por encima de las expectativas, es una adaptación a medio terminar y que, teniendo miedo de aburrir al extenderse con su duración, decidieron apurar y recortar la trama quitándole la oportunidad de mantener el interés del espectador. Una película digna de Netflix, para pasar el rato, pero que pudo ser mucho más.

Puntaje: 

 

 

Tráiler:

 

Agustín Bravo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *