Crítica de “Mentes Poderosas» de Jennifer Yuh Nelson (2018)

Parecería haber quedado atrás la época dorada de las adaptaciones a la pantalla grande de sagas adolescentes como, en primer lugar, “Harry Potter” y, posteriormente, “Los Juegos del Hambre”, “Maze Runner” o lo que intentó hacer “Divergente”. Con estas historias finalizadas, el público juvenil está en la búsqueda de una nueva trama que lo atrape.

“Mentes Poderosas” es la primera película basada en la trilogía homónima de Alexandra Bracken (2012), que se centra en un futuro distópico en el cual la mayoría de los niños/adolescentes no sobreviven a un virus letal. Pero aquellos que sí lo hacen es debido a un superpoder especial que tienen. Es así como son llevados a un campo de internación por considerarlos una amenaza para el resto de la sociedad. Ruby, una joven de 16 años, consigue escapar del campamento, uniéndose a un grupo de jóvenes que huyen de las fuerzas del gobierno.

Uno de los mayores problemas que presenta el film es que la historia se siente como si la hubiéramos visto una infinidad de veces. No por la trama en sí, sino por los componentes distópicos que plantea el universo (incluso introduciendo algunas cuestiones del cine de superhéroes como las cualidades de los mutantes en «X-Men»). Ya tuvimos la división de castas (no en colores, pero sí en distritos, casas o grupos según su personalidad y habilidades), como también a una protagonista que es diferente a los demás y sobresale por sus destrezas, un poder que deberá aprender a controlar. Es así como comenzará a rebelarse frente al opresivo sistema que la ve como una amenaza. De esta manera, nos encontramos ante una cinta genérica, donde el desarrollo del argumento se vuelve predecible. Sin interiorizarnos en la trama propiamente dicha, el espectador sabe lo que va a suceder: traiciones, lugares donde estarán aparentemente a salvo pero no, idas y vueltas románticas, entre otras cuestiones.

Asimismo, al ser el comienzo de una trilogía literaria, no se le da una conclusión tangible a la trama, sino que se siente justamente como el inicio de algo que está por venir. No es algo que esté mal, porque deja la puerta abierta a una posible secuela (cuya historia incluso ya está escrita), pero no termina de una manera tan poderosa como si se hubieran concentrado únicamente en este film.

De todas maneras, la película presenta y sostiene el ritmo ágil y dinámico necesario para este tipo de largometrajes. Desde el comienzo, incluso antes de la introducción de los personajes tenemos acción y tensión, que va a ser una constante dentro del film. Tal vez podemos considerar a este inicio como algo brusco, pero va directo al punto y mantiene atento al espectador en este sentido, haciendo que tenga más importancia el compás temporal que la construcción de sus protagonistas y sus líneas argumentales.

Uno de los puntos relevantes de las películas distópicas son los efectos especiales, sobre todo aquellas en las cuales sus protagonistas presentan superpoderes. En este sentido, “Mentes Poderosas” cumple con creces a la hora de darle visualización a las habilidades distintivas de cada personaje: control mental, telekinesia, o el manejo de la electricidad. Lo mismo ocurre con la composición del universo y su fotografía. Los roles principales se embarcarán en una aventura por la cual deberán transitar distintos paisajes, otorgando una buena ambientación de los escenarios exteriores.

Con respecto al elenco, tenemos un grupo protagónico de jóvenes no tan vistos anteriormente en películas o series, a excepción del rol líder de Amanda Stenberg, a quien conocimos como Rue en “Los Juegos del Hambre” (considerando entonces su experiencia en films de este estilo) y que volvió a protagonizar “Todo, Todo”, un drama juvenil no muy original. Con los adultos tenemos algunos nombres reconocidos, como Mandy Moore (“This is Us”) o Gwendoline Christie (“Game of Thrones”), que se encuentran bien en sus papeles, aunque no sobresalen.

En síntesis, “Mentes Poderosas” es la nueva apuesta de adaptaciones de sagas distópicas para el público adolescente que, a pesar de cumplir con los aspectos técnicos y rítmicos, falla a la hora de presentar originalidad en su historia, haciendo que se convierta en una película más de este estilo de propuestas. Una cinta genérica que muestra componentes ya vistos anteriormente.

Puntaje:

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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