Crítica de «Todos somos extraños» de Andrew Haigh (2023)

Andrew Haigh adapta la novela de Taichi Yamada con suma sensibilidad en un relato donde Andrew Scott y Paul Mescal se lucen como el dúo protagónico.

En el medio de una noche solitaria, en pleno corazón de la Londres moderna, dos individuos, Adam (Andrew Scott) y Harry (Paul Mescal), tienen un encuentro casual en un edificio que parece prácticamente vacío. Allí comenzará una relación entre ambos, mientras Adam lidia con los recuerdos del pasado y Harry busca conectar con alguien.

«All Of us Strangers» es mucho más que esta pequeña síntesis argumental, ya que todo lo que vemos en un comienzo no será tal cual lo vemos y el espectador será puesto en jaque continuamente. No obstante, Haig que ofrece una puesta en escena atractiva, no busca engañar al espectador con puntos de giro efectistas o sorprendentes, al estilo «Sexto Sentido» (1999), película con la que dialoga en algunos aspectos, sino que busca transmitir por medio de una atmósfera enrarecida, problemáticas humanas muy habituales como el dolor ante la pérdida, la soledad, la depresión y la desesperada búsqueda por la conexión, el afecto y el reconocimiento.

Resulta muy difícil hablar de la película sin entrar en terreno de spoilers, pero digamos que hay ciertos aspectos que el relato presenta que no busca esconder sino ponerlos ahí en primer plano para que el espectador vaya notando la peculiaridad de los distintos elementos que va introduciendo en la trama, como para que ese extrañamiento lo vaya llevando al terreno temático elegido por el director. Y es ahí que tenemos varios de los aciertos del film, desde las elecciones musicales que se van presentando hasta la bella dirección de fotografía de Jamie Ramsay («Living», «See How They Run») y el diseño de producción.

Este drama con ciertos tintes de fantástico sirve como plataforma para que tanto Scott como Mescal se luzcan interpretando a estos dos hombres imperfectos que van trabajando (a medida que avanza la trama) no solo con la pérdida de los padres por parte de Adam (interpretados por dos correctos Jamie Bell y Claire Foy) y el dolor que deviene de aquella situación sino también con depresión en el caso de Harry y en la desconexión con la realidad, así como también en la aceptación de la propia identidad (esto también en lo que respecta a Adam que no termina de admitir plenamente su homosexualidad  y se imagina los posibles diálogos con sus padres que desconocían sus elecciones sexoafectivas).

«All of Us Strangers» es un drama desgarrador que sorprende por su extrañeza y también por su profunda solvencia narrativa más allá de que uno pueda ir anticipando ciertos momentos o giros del relato. Es más, el relato no esconde dichas decisiones, sino que las va presentando convencidamente para proporcionarle al director el medio propicio para tratar las temáticas abordadas. Un film confeccionado con una precisión descomunal donde Andrew Scott nos brinda una de las mejores actuaciones de su carrera.

Puntaje:


 

 

Tráiler:

 

Martín Goniondzki

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